“En el momento del terremoto, éramos sólo tres médicos en el servicio”, dice el doctor Michelet Paurus.
“Esta mañana está mejorando porque hemos recibido ortopedistas, cirujanos y también 42 residentes que están distribuidos en todos los hospitales del departamento”, explica la médica de urgencias.
Rudolphe Steven Jacques, un médico de 26 años, es uno de los profesionales de la salud que arribó de la capital, Puerto Príncipe.
“La falta de material es crónica, depende de las llegadas. Mira, esta mujer lleva un tiempo esperando que le haga una sutura pero no tengo bandeja para eso en este momento” lamenta el joven practicante, mostrando una gran herida en la pierna de una paciente sentada en un rincón.
En las pequeñas habitaciones de este hospital, pacientes y médicos se empujan.
“Todavía están llegando muchos heridos esta mañana, no me lo esperaba: son los que vienen de áreas más remotas. Como pueden ver, el servicio de emergencia está muy exigido, pero estamos haciendo todo lo posible para atender a la gente”, asegura a la AFP el doctor Jacques.
– Hospitales “sobrecargados” –
Inmediatamente después del violento terremoto de magnitud 7,2, los hospitales de la tercera ciudad del país se saturaron ante la masiva afluencia de heridos.
“Cuando se produjo el terremoto yo estaba en casa. Una vibración me hizo volar por el aire y aterrizar sobre mi brazo. Los vecinos vinieron a ayudarme a tomar un taxi. Pasé por varios hospitales, pero estaban sobrecargados”, recuerda Venel Sénat, un corpulento cuadragenario.
“Esta mañana vine aquí y finalmente me atendieron. Me hicieron una radiografía gratuita y me colocaron este yeso, también gratis”, dijo aliviado, mostrando su brazo derecho en cabestrillo.
Residente en Les Cayes, con su casa completamente destruida, Venel Sénat espera en el patio del hospital a que uno de los medicamentos que le recetaron esté disponible en la farmacia del establecimiento, ya que las farmacias ubicadas en el centro de la ciudad permanecen cerradas.
Riesgo de aguaceros torrenciales
Ya tratados pero bajo observación, muchos heridos se instalan en el césped alrededor de los edificios.
Todavía temen volver a sus viviendas, traumatizados por las frecuentes réplicas.
“La gente tiene miedo de ir a casa, pero esta noche va a llover”, explica el doctor Paurus mientras circula rápidamente entre los diferentes departamentos.
“Intentaremos acomodarlos en esa habitación porque el techo es de hojalata. Para los niños de la sala de pediatría intentaremos instalar carpas en el patio”, agrega.
La población de Les Cayes teme ahora los aguaceros torrenciales y los vientos violentos que podría acarrear la tormenta tropical Grace, que se espera afecte la zona en las próximas horas.
“Si llueve tanto como prevemos, realmente no sabemos qué vamos a hacer”, lamenta el doctor Paurus.
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