“Todos los elementos apuntan de momento al PKK”, afirmó el viceprimer ministro Numan Kurtulmus en la cadena de televisión NTV.
Los militares -soldados rasos o suboficiales- habían obtenido un día de permiso para salir del cuartel e ir a un mercado, explicó el ejército en un comunicado.
Horas después, manifestantes nacionalistas irrumpían en las oficinas del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) en Kayseri y en varias ciudades del país.
“Los atentados terroristas van dirigidos, además de contra nuestros policías y militares, contra nuestros 79 millones de conciudadanos”, afirmó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en una declaración escrita enviada a los medios.
Sin mencionar de forma específica el ataque de Kayseri, el mandatario afirmó que Turquía recibe ataques de todas las organizaciones terroristas, “especialmente” del PKK, clasificado “organización terrorista” por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea.
“Lucharemos sin descansar contra estas organizaciones terroristas, en un espíritu de movilización nacional”, añadió.
Horas después, 15 sospechosos era detenidos por su presunta participación en el atentado, según el fiscal del estado de Kayseri, Mustafa Arslanturk, citado por la agencia Anadolu.
La explosión, que ocurrió a las 8.45 hora local, tuvo lugar una semana después del atentado reivindicado por un grupo armado kurdo que dejó 44 muertos en el centro de Estambul.
Provocaciones
El viceprimer ministro Veysi Kaynak declaró en la televisión que el ataque de Kayseri “desgraciadamente se parece” al de la semana anterior en Estambul.
Kayseri es una de las principales ciudades del interior del país, un centro industrial situado cerca de la región de la Capadocia -imán para los turistas de todo el mundo por sus espectaculares paisajes-, muy alejado del sudeste donde generalmente se enfrentan el PKK y las fuerzas de seguridad turcas, por lo que no suele ser blanco de atentados.
Tras los ataques, decenas de manifestantes entraron en las oficinas del HDP en Kayseri, saqueándolas y colgando una bandera nacionalista turca del último piso, según mostraban imágenes colgadas en las redes sociales.
Los locales de la formación prokurda también fueron atacadas en siete distritos de Estambul y en otras localidades de distintas partes del país, según el HDP.
“Quienes no toman medidas para evitar esos ataques permiten que se produzcan provocaciones” , dijo en un comunicado.
Desde el verano boreal del 2015, con la reanudación del conflicto kurdo y los combates en Siria, Turquía ha sido víctima de una serie de atentados atribuidos al grupo Estado Islámico (EI) o al PKK y a sus grupos afiliados.
La maldición del terrorismo
En junio, 47 personas murieron en un triple atentado suicida en el aeropuerto internacional de Atat rk de Estambul, en un atentado atribuido al EI.
En el sudeste del país, en Gaziantep, 57 personas perdieron la vida en agosto en un atentado suicida durante una boda kurda, un ataque cuya autoría también se achacó al EI.
El 10 de octubre del 2015, 103 personas fallecieron en un doble atentado suicida en la principal estación de trenes de Ankara, durante una manifestación prokurda. Este atentado, el más mortífero perpetrado en Turquía, también se atribuyó al EI.
Por otra parte, el país se recupera de un fallido golpe de Estado el 15 de julio, que según las autoridades turcas fue orquestado por el predicador Fethullah Glen, exiliado en Estados Unidos y que desmiente estas acusaciones.
Tras la intentona golpista, el gobierno turco lanzó una purga masiva que fue más allá de la búsqueda de los supuestos golpistas, alcanzando sectores prokurdos y medios de comunicación.
El doble atentado del 11 de diciembre en Estambul iba dirigido contra los policías que se encontraban cerca del estadio de fútbol del Besiktas. Fue reivindicado por los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), un grupo radical vinculado al PKK.
Tras este atentado, el presidente Erdogan prometió que Ankara lucharía “hasta el final contra esta maldición que es el terrorismo” .
Kayseri es una de las principales ciudades del interior del país y un centro industrial, que no suele ser blanco de atentados.