Como de costumbre advirtió a sus simpatizantes que si la exsenadora llega a la presidencia, ella podría nombrar a los próximos jueces de la Corte Suprema que, según él, buscarían abolir la segunda enmienda de la Constitución sobre el derecho a poseer armas.
“Si ella llega a elegir jueces, no hay nada que ustedes puedan hacer”, dijo Trump. “Aunque con la segunda enmienda, puede que haya (una solución), no lo sé”, añadió el millonario, dejando la frase en suspenso y abriendo la polémica.
Una clara incitación a la violencia para muchos editoriales de los diarios y para la misma Clinton.
“Ayer, fuimos testigos de nuevas declaraciones que superaron los límites, en una larga serie de descuidados comentarios por parte de Donald Trump”, dijo Clinton en Des Moines, Iowa (centro).
“Las palabras importan, mis amigos, y si uno está en campaña para ser presidente, o si es presidente de Estados Unidos las palabras pueden tener consecuencias tremendas”, añadió la candidata demócrata.
Un derecho establecido
El servicio secreto, a cargo de la protección del presidente y de los candidatos presidenciales, indicó al canal CNN que contactó el entorno de Trump tras las declaraciones.
El millonario intentó retrucar la situación afirmando que quería solamente decir que los portadores de armas debían hacerse escuchar al votar en noviembre.
“Debemos proteger la segunda enmienda”, sostuvo en Abingdon, Virginia, donde estuvo acompañado de mineros del carbón. “Es un derecho establecido”.
Pero sus propios aliados reconocieron que la declaración fue desafortunada. “Cuando Trump habla, no es tan hábil como la gente imagina”, dijo el miércoles Sam Clovis, miembro de su equipo de campaña.
Admitió que su candidato tiene problemas de disciplina, pero estimó que la situación no es crítica: “Queda todavía mucho tiempo (…) el primer debate está todavía lejos”.
La polémica surge en momentos que Trump cae en las encuestas. Hillary Clinton encabeza la intención de voto en los últimos 19 sondeos del portal Real Clear Politics y en promedio, la exsecretaria de Estado obtiene 48% de votos contra un 40% del millonario.
La campaña de Clinton saca ventaja del mal momento del republicano, que en las últimas dos semanas ya encabezó titulares por sus declaraciones sobre Rusia y contra los padres de un exmilitar estadounidense-musulmán caído en Irak.
Cada día se alarga la lista de conservadores que le dan la espalda a su candidatura. La mayoría no dice por quién votará, algunos aseguran haber elegido a Gary Johnson, el candidato liberal, o afirman que escribirán simbólicamente en la papeleta el nombre de personalidades como Colin Powell, aunque no sea candidato.
De su lado, Clinton rechaza la defensa ensayada por voceros de la campaña de Trump, advirtiendo sobre los riesgos que implican las declaraciones intempestivas durante una campaña presidencial.
“Su descuidada sugerencia de que más países deberían disponer de armas nucleares y ahora su descuidada incitación a la violencia”, fueron citadas como ejemplo de ello.
“Cada uno de esos incidentes muestran que Donald Trump simplemente no tiene el temperamento para ser presidente y comandante en jefe de Estados Unidos”, agregó.
Una mala interpretación
De nuevo a la defensiva, Donald Trump atribuyó el escándalo por sus declaraciones sobre la Segunda Enmienda a los medios y a una mala interpretación. El candidato republicano afirmó que nunca había llamado a la violencia contra Hillary Clinton, un argumento que no detuvo la reacción demócrata.
“Denme un respiro”, dijo Trump horas más tarde, insistiendo en que se refería al poder de los votantes. “No puede haber otra interpretación”, dijo a Fox News.
Al respecto, la campaña de Trump respondió con un comunicado titulado “Sobre la prensa deshonesta” , en el que el asesor de comunicación de la campaña Jason Miller subrayó el “increíble espíritu” y unidad que muestran los defensores de la Segunda Enmienda, lo que “les da un gran poder político” .
“Y este año, votarán en números récord y no será por Hillary Clinton, será por Donald Trump”, añadió Miller, quien no hizo un desmentido categórico de las opiniones que consideran que en su declaración el magnate alentaba a la violencia.
¿Qué dicen los republicanos?
El tema también subraya la preocupación, expresada por muchos republicanos preocupados, de que el magnate no sea capaz de comportarse y evitar comentarios provocadores que ponen en peligro no sólo su carrera a la Casa Blanca, sino las posibilidades de reelección de muchos legisladores republicanos. No obstante otros lo defienden.
“Comprarán cualquier frase, cualquier distorsión y vuelta que planteen los Clinton”, dijo el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, un ferviente defensor de Trump.
Pero el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que el miércoles celebraba su victoria en las primarias republicanas de Wisconsin, dijo: “suena como una broma que salió mal. Espero que aclaren esto muy rápido. Uno nunca puede bromear sobre algo como eso” .
En un primer momento no estaba claro si el último desliz de Trump seguiría persiguiéndole o si, como muchos otros en el pasado, se desvanecería con rapidez. En Ohio, un estado por el que compiten los dos candidatos, las declaraciones de Trump fueron mal recibidas por algunos de los encuestados en un grupo seleccionado de votantes de Ohio.
“Quizá lo entendí mal, pero suena como que básicamente dijo que la maten” , dijo Julie B, administrativa en una oficina, casada y con dos hijos, que sólo se identificó por su nombre y su primera inicial.
La aparente ruptura de las normas políticas por parte de Trump —los candidatos no suelen pedir que se cause daño físico a sus rivales— era especialmente llamativa porque la posición que estaba criticando ni siquiera es una opinión que tenga Clinton. A diferencia de lo que dijo Trump, Clinton ha convertido su apoyo por la Segunda Enmienda en una pieza clave de su discurso habitual de campaña, aunque sí está a favor de establecer medidas más estrictas de control de armas.