“Eso es lo que estamos haciendo con nuestro país”, concluyó. “Estamos dejando entrar a la gente, y va a haber mucha gente. Solo va a ser peor. Le damos protección como nunca antes”.
Trump, que también apeló a esta metáfora al cumplir 100 días de gobierno en un mitin en Pensilvania, subrayó que “una nación fuerte debe tener fronteras fuertes”.
“Hacemos un llamado al Congreso para que construya un gran muro fronterizo para evitar que drogas y criminales peligrosos ingresen a nuestro país”, dijo.
Trump aprovechó además para repasar los logros de los agentes de control migratorio, diciendo que el año pasado arrestaron a más de cien mil extranjeros que habían cometido “miles de crímenes” y para reforzar su rechazo a las jurisdicciones del país donde las autoridades se niegan a identificar a los indocumentados para su deportación.
Ciudades santuario y “dreamers”
“Estamos tomando medidas enérgicas contra las ciudades santuario”, dijo, luego de amenazar la víspera con retirar las tropas federales del estado de California, el más poblado y rico del país, por su negativa en cooperar con el arresto de inmigrantes ilegales.
En la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), autodenominada cuna del “conservadurismo moderno”, Trump también criticó a la oposición demócrata por no apoyar su propuesta para regularizar a los “dreamers“, jóvenes llegados ilegalmente al país cuando eran niños.
Su plan, que el Senado rechazó la semana pasada junto con otros proyectos, abría la vía hacia la ciudadanía a 1.8 millones de esos “soñadores“, pero acababa con la lotería de visas de residencia y acotaba las autorizaciones de reunificación familiar, además de exigir fondos millonarios para el controvertido muro.
“Los demócratas están siendo totalmente insensibles”, señaló, al cuestionar lo que consideró una falta de respuesta para reemplazar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca), que su administración busca terminar.
Barack Obama creó el Daca en 2012 para atender la situación de los “dreamers”, luego de que la reforma migratoria que promovía fracasara en 2010 en un Congreso dominado por los republicanos.
Trump se declaró escéptico sobre la posibilidad de lograr una alternativa para estos jóvenes inmigrantes, la mayoría latinoamericanos. “Y no es por los republicanos, es por los demócratas”, recalcó.
El mandatario, muy cuestionado por presuntamente tildar a las naciones africanas, El Salvador y Haití de “países de mierda”, reiteró su idea de la inmigración basada en “méritos”.
“Queremos personas que tienen habilidades, que pueden mantenerse económicamente, que pueden contribuir a nuestra economía, que amarán a nuestra gente y que compartirán nuestros valores”, dijo.