Kushner, un judío ortodoxo que cumplirá 36 años el martes y está casado con la hija mayor de Trump, Ivanka, con quien tiene tres hijos pequeños, se convertirá así en el alto consejero más joven del nuevo gobierno.
Varios analistas indican que su designación puede violar la ley federal de nepotismo y plantear conflictos de interés entre sus negocios y su trabajo para el gobierno.
Para enfrentar las polémicas, ya ha contratado a un equipo de abogados.
Jamie Gorelick, uno de ellos, afirmó el lunes que Kushner renunciaría al cargo de presidente de su grupo Kushner Companies, con sede en Nueva York, y “desviaría activos sustanciales de acuerdo a las reglas federales”.
“Kushner está determinado a respetar las leyes federales estadounidenses en materia de ética y estamos en contacto con la oficina federal de ética gubernamental sobre las medidas a adoptar”, dijo Gorelick en un comunicado.
Kushner lidera una vasta empresa inmobiliaria, heredada de su padre. Proprietario también de una revista inmobiliaria y de un semanario destinado a la élite de Manhattan, Kushner se ganó la confianza de su suegro de 70 años al manejar con destreza su campaña en las redes sociales.
Bajo su liderazgo, Kushner Companies ha completado más de US$14 mil millones en transacciones y US$7 mil millones en adquisiciones desde el 2007, según su sitio web.
Con su hermano, Kushner también co-fundó una compañía de inversiones, es un inversor activo en compañías tecnológicas e integra los directorios de varias empresas start-ups, así como el grupo de tareas del alcalde demócrata de Nueva York.
De confianza
Ferozmente leal y discreto, Kushner ha sido un gran aliado de Trump, y es uno de los asesores en los que el presidente electo más confía pese a su falta de experiencia política.
Según el diario The New York Times, el equipo de transición de Trump habría pedido a los responsables del gobierno de Barack Obama que pasen por Kushner para todo tema de política exterior que pueda merecer la atención del nuevo presidente.
Trump dijo al NYT en noviembre que Kushner era tan talentoso que podría ayudar a “hacer la paz en el Medio Oriente” y que desempeñaría un papel central en las negociaciones con Israel.
Kushner ha defendido repetidamente a Trump de acusaciones de antisemitismo, y en julio pasado publicó una columna de opinión donde habla de su familia, sobreviviente del Holocausto.
“Cada presidente que he conocido tiene una o dos personas en las que confía intuitivamente y estructuralmente”, dijo el exsecretario de Estado Henry Kissinger a la revista Forbes a fines del año pasado. “Creo que Jared puede ser esa persona”, apuntó.
La prensa asegura que el matrimonio Trump-Kushner se dispone a abandonar Nueva York para instalarse en una gran mansión de Washington en el exclusivo barrio de Kalorama, adonde se mudarán Barack y Michelle Obama después del 20 de enero.
El anuncio de la designación de Kushner llega a dos días de la primera conferencia de Trump desde su victoria en las urnas frente a la demócrata Hillary Clinton en noviembre, convocada para detallar los planes de su propia compañía inmobiliaria, la Trump Organization, y los potenciales conflictos de interés que pueden surgir durante su presidencia.
¿Nepotismo?
Una ley federal de nepotismo, aprobada luego de que el entonces presidente John F. Fitzgerald designara a su hermano como fiscal general, prohíbe a los presidentes contratar a un pariente.
Pero los asesores de Trump sugieren que no es lo mismo trabajar en la Casa Blanca que integrar el gabinete.
En fuerte contraste con su suegro, Kushner huye de los focos y la celebridad, y raramente habla con la prensa. Pero en muchas otras cosas, su vida es muy parecida a la de Trump.
Forbes estima que Kushner, su hermano y padres tienen una fortuna de al menos US$1 mil 800 millones.
Privilegiado, creció en una familia de donantes demócratas en Nueva Jersey, estudió en la Universidad de Harvard y en la Universidad de Nueva York.
Aún era un estudiante cuando otro asesor de Trump, Chris Christie, hoy gobernador de Nueva Jersey y entonces un fiscal estadounidense, encarceló a su padre por evasión fiscal, soborno de testigos y contribuciones ilegales de campaña.
Kushner recogió los pedazos y asumió con éxito las riendas del negocio familiar.