“Hemos comenzado con el arresto de un primer grupo, con un número importante de gente que pertenecía a una red relacionado con el atentado”, explicó el ministro, quien garantizó que “será detenida toda persona que haya dado apoyo logístico” al terrorista.
“Me comprometo con todas las víctimas a que estos criminales asesinos serán llevados ante la justicia tunecina y castigados como corresponde”, agregó Al Garzali, quien hoy visitó el lugar de la masacre con sus colegas británico, alemán y francés.
Saifedine Rezgui, un joven universitario de 23 años, irrumpió el viernes recién psado en la playa del hotel “Marhaba Imperial” de Susa y abrió fuego durante varios minutos contra los turistas que allí estaban.
Luego los persiguió por la piscina y el edificio principal del hotel, antes de ser abatido tras sembrar el pánico durante unos 30 minutos, en los que recorrió las instalaciones con total impunidad.
Una libertad con la que también actuaron el pasado 18 de marzo los dos pistoleros yihadistas que asesinaron a 22 turistas extranjeros en el museo El Bardo, de la capital tunecina.
Las pesquisas avanzan con lentitud y entre diferentes polémicas, como por qué tardó tanto en intervenir la policía.
Los responsables del hotel, gestionado por la empresa española RIU, aseguran que cumplieron el protocolo pero las autoridades policiales responden que tardaron demasiado en dar la señal de alarma.
Fuentes de seguridad han confirmado a Efe, por su parte, que se rastrea la vida en internet de Rezgui y que ha detenido a sus padres y a gente de su entorno en la ciudad de Kairauan, escenario hace dos meses de una gran reunión del grupo radical Ansar al Sahría.
También se intentan establecer posibles conexiones entre el ataque a El Bardo y el atentado del “Marhaba Imperial” ante las numerosos paralelismos que se observan.
Al igual que en los atacantes de El Bardo, Rezgui llegó al lugar de los hechos con facilidad, armado con un fusil de asalto y tuvo tiempo suficiente para buscar y elegir a sangre fría a sus víctimas.
Y, al igual que sus dos colegas del museo, aparentaba ser un chico normal de clase media tunecina, vestido a la occidental y con aficiones como el deporte y la charla con los amigos en los cafés de su pueblo.
Una de las diferencias es que, mientras los asaltantes de El Bardo estaban fichados por la Policía -aunque no vigilados-, el ministerio de Interior tunecino admitió el fin de semana que se desconocía la filiación de Rezgui con los extremistas.
Incluso indicó que no constaba en los registros que el joven hubiera viajado al exterior, lo que implícitamente daba a entender que no había visitado Libia, una posibilidad que ahora comienza a tomar forma.
La polémica sobre la autoría del atentado también es similar: el ataque fue reivindicado casi de inmediato por el grupo terrorista Estado Islámico, que controla grandes porciones de Irak y Siria, a través de las redes sociales.
Sin embargo, poco después las autoridades tunecinas se lo atribuyeron a una célula de Ansar al Sharia, que surgió como marca de Al Qaida en el norte de África.
El EI reivindicó el atentado del viernes en las redes sociales, donde colgó fotos de atacante.
Aún así, las autoridades tunecinas siguen la pista de Ansar al Sharia, grupo que tras ser ilegalizado se ha dividido en diversas ramas, explicó un miembro de los servicios de inteligencia que no quiso ser identificado.
“La mayor parte de sus líderes huyeron a Libia, donde se han hecho con el mando de las operaciones en nombre del califato”, explicó.
“Pero otros se refugiaron en las montañas de Chmabi (limítrofes con Argelia) y mantienen su alianza con la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)”, agregó.
La fuente indicó, no obstante, que en esta ocasión se debe tener en cuenta el hecho de que el atentado coincidió con otros dos en Francia y Kuwait donde la huella del EI es evidente.
Con la misma lentitud con que progresan las investigaciones avanza el proceso de identificación de las 38 víctimas mortales en el atentado.
Downing Street, residencia oficial del primer ministro británico, David Cameron, confirmó que son ya 18 los ciudadanos del Reino Unido muertos y que se teme que la cifra pueda rondar la treintena una vez concluya el proceso.
Alemania, por su parte, identificó a su segunda víctima mortal.