Este video, filmado en secreto por una voluntaria austriaca que acudió el miércoles al campo de Roszke, muestra a unos 150 migrantes dentro de un cercado en el interior de una gran sala, empujándose por intentar hacerse con una de las bolsas con bocadillos que les lanzan los policías húngaros, ataviados con cascos y mascarillas.
Entre la caótica multitud, se ve a mujeres y niños tratando de atrapar uno de los panes que atraviesan volando el recinto, mientras que aquellos que están más al fondo escalan la valla del cercado para atraer la atención de los que distribuyen la comida.
“Era como alimentar a animales encerrados en un coto, como un Guantánamo en Europa”, declaró Klaus Kufner, cuya colega, Michaela Spritzendorfer, grabó la secuencia, difundida por Youtube el jueves por la noche, mientras que él mismo hablaba con alguien de la Cruz Roja.
Ambos, junto con otros voluntarios, se desplazaron al campamento para llevar comida, ropa y medicamentos.
“Era inhumano, y eso también muestra algo de esta gente (los migrantes), que no se pelearon por la comida, mientras que manifiestamente tenían hambre”, comentó Spritzendorfer.
El martes, la agencia de la ONU para los refugiados había criticado las duras condiciones que se viven en el campo de Roszke, mientras Hungría intenta hacer frente al aflujo récord de migrantes que atraviesan sus fronteras en su camino hacia Europa occidental.
El gobierno, conservador, terminó de construir a finales de agosto una alambrada a lo largo de su frontera de 175 km con Serbia, pero esto no parece ser un obstáculo para la llegada de los migrantes.
Una nueva barrera, de cuatro metros de alto, está levantándose y debería estar terminada a finales de octubre o principios de noviembre.