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Al momento de escapar del descenso de la mortal nube, que comenzó con un estruendo ensordecedor, los viajeros entraron en pánico, al igual que muchos de las habitantes de la isla de Stromboli, que afortunadamente, no sufrieron mayores daños.
Las nubes o deslaves piroclásticos han sido de los más mortíferos en la historia, pues arrastran arena hirviente, humo tóxico, lodo, rocas y otros materiales volcánicos, y ocurren en cuestión de minutos.
Uno de estos fenómenos famosos es el que se registró en Pompeya en el año 79, tras la erupción del volcán Vesubio, que mató a unas 25 mil personas.
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