Licenciado en informática por la Universidad de Westminster y aficionado al club de fútbol del Manchester United, quienes conocieron al veinteañero londinense Emwaz hablan de un muchacho amable y simpático.
En cambio, quienes tuvieron la desgracia de cruzarse con el en Siria, lo describen como “frío, sádico, y sin piedad”, en palabras de un rehén de Estado Islámico.
Emwazi viene de un hogar de clase media, tiene dos hermanas y un hermano, su padre tiene una empresa de taxis y su madre es una ama de casa.
Se fue a Siria en 2012, donde se ganó el apodo de “Jihadi John” (John el Yihadista), en alusión a John Lennon y a un grupo de yihadistas británicos a los que conocía como The Beatles.
Con su distintivo acento inglés, cuchillo en mano y con una túnica negra que sólo permitía verle los ojos, lanzaba sus proclamas antes de cortar la cabeza de los rehenes en los videos del grupo Estado Islámico.
Se cree que es el responsable de los asesinatos de los periodistas estadounidenses James Foley y Steven Sotloff, y los cooperantes británicos David Haines y Allan Henning y estadounidense Abdul Rahman Kassig.
También apareció en videos con los rehenes japoneses Haruna Yukawa y Kenji Goto antes de que fueran asesinados.
“Quiero ser futbolista”
En una ficha de información escolar recuperada por el diario The Sun, afirmaba: “lo que quiero ser de mayor es futbolista”.
Un profesor suyo en la escuela secundaria Quintin Kynaston lo describió, en declaraciones a la televisión Channel 4, como un muchacho “diligente, trabajador, responsable y tranquilo”.
“Era alguien que siempre buscaba la manera correcta de abordar las cosas. Nunca dio ningún indicio de violencia”, agregó.
Jihadi John targeted by US drone strike in Syria https://t.co/ZSQWHrcZ3V pic.twitter.com/7p2M6vsZRb
— Telegraph Breaking News (@TelegraphNews) November 13, 2015
En 2006, el año en que cumplió 18 años, entró en la Universidad londinense de Westminster, donde se le recuerda como un joven “educado” que vestía a la occidental pero que empezaba a mostrar los primeros signos de religiosidad y a ir con más frecuencia a la mezquita.
Tanzania, aparente punto de inflexión
Asim Qureshi, responsable de CAGE, una organización que defiende a los musulmanes de lo que considera acoso de las autoridades británicas, empezó a tratar a Emwazi después de un viaje que hizo a Tanzania con dos amigos de infancia, en 2009.
Su viaje, para un safari, según ellos, duró un día. Tal como llegaron les esperaba la Policía y fueron devueltos a Europa al día siguiente, a Ámsterdam.
Ahí, según Emwazi explicó a CAGE, fue recibido por un agente de los servicios de inteligencia británicos que le acusó de haber viajado a Tanzania para desde ahí ir a Somalia a sumarse a la organización islamista Al Shabab.
Luego, las autoridades británicas siguieron vigilándolo y “hostigándolo”, en términos de CAGE, que culpó a los servicios de seguridad de su radicalización.
Qureshi afirmó que el Emwazi que él conoció era “un joven bello”, “amable”, que dista mucho de John el Yihadista.
“Cuesta mucho imaginar la trayectoria” entre uno y otro, “pero nos resulta familiar”, añadió.