Con detalle refiere que los sismos fueron el 25 de diciembre a las 22 horas, el del 28 de diciembre a las 14 horas, el potente de todos, el del 3 de enero de 1918, y el que cerró aquel enjambre telúrico, el 24 de enero.
Sobre aquel 3 de enero, es decir hace cien años, escribe: “Durante esos días no paró de temblar. A cada rato la tierra nos recordaba la situación, pero nos habíamos vuelto bastante indiferentes y apenas mirábamos a nuestro alrededor con cada nuevo temblor. Pero pronto nos despertamos de nuestra indiferencia. En la noche del 3 de enero llegó el terror de los terrores, el golpe más despiadado y espantoso que había golpeado esta pobre ciudad destrozada”.
“A las once menos cuarto se oyó un fuerte rugido subterráneo, y la tierra parecía haber sido golpeada desde abajo, se elevó y luego se dejó caer con un ruido sordo, y luego comenzó a balancearla en tirones rápidos que continuaron y continuaron. Nuestra mente estaba tan aturdida y confundida que pensamos que el mundo se estaba desmoronando en pedazos. Esto debe haber durado un minuto y medio. Nadie ahora parecía hasta decir despreocupadamente “hay otro temblor” o hacer bromas frívolas”.
![El arqueólogo estadounidense Marshall H. Saville. (Foto Prensa Libre: Museo Americano de Historia Natural).](https://prensalibre-com-develop.go-vip.co/wp-content/uploads/2018/12/0adf16af-66d4-47d9-b100-75f064c67ae2.jpg?quality=52&w=1048)
El día revela la destrucción
“Por la mañana -del 4 de enero- se vio que las dos torres majestuosas de la Catedral habían sido arrojadas, una al norte y otra al sur. La hermosa iglesia de La Recolección (dañada desde el primer sismo) había sido reducida a escombros en el piso; ni una piedra quedó sobre piedra. Las gruesas paredes de ladrillo de la penitenciería estaban en el suelo; la fortaleza de San José no estaba allí. La estación el ferrocarril era un rastro de escombros…. Quizá solo cinco de cada cien casas de la ciudad podía ser reconstruida…”.
![Así quedó la Ermita del Cerrito del Carmen. (Foto Prensa Libre: Marshall H. Saville).](https://prensalibre-com-develop.go-vip.co/wp-content/uploads/2018/12/f50daa19-153b-4e91-9e14-b0b85732a828.png?quality=52&w=399)
La secuelas
Más de 2 mil personas murieron y decenas de miles fueron damnificadas por la serie de terremotos que destruyeron cientos de viviendas, iglesias y edificios históricos.
Las calles y avenidas empedradas de la Nueva Guatemala de la Asuncio?n luci?an polvorientas. Viejas y modernas construcciones pu?blicas y privadas quedaron reducidas a promontorios de la?mina y hierro retorcidos, y millares de fragmentos de teja estaban esparcidos en el suelo.
La cu?pula de la Catedral Metropolitana se vino a pique, los edificios que rodeaban la Plaza Central se derrumbaron, la campana de La Recoleccio?n sono? al desprenderse con todo y campanario, y el fuego consumio? varias casas en los viejos barrios de la ciudad.
![El templo de Santa Teresa totalmente destruido. (Foto Prensa Libre: Marshall H. Saville).](https://prensalibre-com-develop.go-vip.co/wp-content/uploads/2018/12/55f1567e-d49a-4673-9e73-f336167fcb4f.png?quality=52&w=399)