“Al principio intentamos darles leche de cabra pero no les gustaba el contacto con los humanos. Se negaban a tomar el biberón”, cuenta Mridul Pathak, uno de los responsables del parque.
“Ahora, desde hace seis días, se alimentan de mamas sintéticas pegadas a la réplica de plástico. Sus niveles energéticos aumentaron bastante desde que vuelven a comer”, añadió.
Para que el juguete fuese más realista, los cuidadores lo frotaron contra excrementos de la madre difunta y contra matas de hierba.
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En las áreas rurales de India se suelen poner becerros de plástico cerca de las vacas o búfalos que han perdido a una cría. El vínculo que se crea hace que las madres vuelvan a producir leche.