En cifras
De acuerdo con el informe, entre los tipos de bebidas que más se ingieren en el país están los licores, con 56 por ciento de consumo; la cerveza, con 42 por ciento, y el vino, con 2 por ciento.
Otros datos reflejan que los guatemaltecos ingieren 13.9 litros de alcohol puro per cápita, mientras que entre las mujeres el consumo es de 1.7 litros per cápita.
Un informe previo de la OMS resalta que en promedio entre el 2003 y el 2005 el consumo per cápita de alcohol era de cuatro litros, por lo cual indican que la tendencia en la nueva evaluación no se ha modificado.
La prevalencia de consumo excesivo de alcohol, que la OMS mide con la ingesta de al menos 60 gramos o más de alcohol puro al menos en una ocasión en los últimos 30 días, se registra en 13 por ciento de la población del país y en el 4.5 por ciento de mujeres.
Población bebedora
José Antonio Vásquez, médico director del Patronato Antialcohólico, indicó que el 75 por ciento de la población guatemalteca es alcohólica —unos 11 millones 250 mil—. De esa cantidad, el 70 por ciento es catalogado como enfermo alcohólico, que equivale a siete millones 875 mil personas, y el otro 30 por ciento, unos tres millones 375 mil, son bebedores sociales.
“De los enfermos alcohólicos, el 40 por ciento son hombres, y el 30 restante son mujeres”, explicó el profesional.
Según Vásquez, el Patronato registra que al año se consumen en promedio 64.75 litros de alcohol por persona.
“El alcoholismo es una enfermedad, existe por el gen del alcohol. Lo último que hemos estudiado y comprobado es que los hombres empiezan a beber en promedio entre los 10 y 12 años, mientras que las mujeres lo comienzan a hacer desde los 15 años”, afirmó.
Vásquez aseguró que, según sus estadísticas, los hombres empiezan a consumir alcohol por curiosidad, “porque quieren comprobar el efecto que les da una bebida alcohólica”. Refirió que la primera bebida que ingieren es la cerveza.
Graves consecuencias
Pese a la baja ingesta de alcohol, Guatemala también se ubica entre los cinco países de la región con más mortalidad debido a causas que se pueden atribuir a este consumo.
Un estudio reciente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional de la OMS para las Américas, calcula que en el país la tasa es de 22.3 por cien mil muertes al año.
En ese informe, presentado el 14 de enero de este año, señala que Guatemala, junto a El Salvador, Nicaragua, México y Brasil son las cinco naciones con mayor mortalidad y también tienen altos índices en patrones de consumo peligroso de alcohol. Sin embargo, las tasas de consumo total de alcohol son bajas.
El 84 por ciento de muertes por alcohol ocurre en hombres, según esas estadísticas.
Vásquez expuso que el 50 por ciento de los accidentes automovilísticos que ocurren en el país están relacionados con la enfermedad del alcoholismo.
Según el director de Operaciones de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) de la capital, Amílcar Montejo, al año se registran 11 mil colisiones, de las cuales el 15 por ciento —mil 650— están relacionadas con el alcohol.
“Los días que más se registran accidentes de tránsito son los viernes, sábado y domingo en la madrugada, y se ha detectado que quienes provocan las colisiones están entre los 18 y 25 años”, indicó Montejo.
El informe de la OMS también resalta que una persona pierde cuatro años de vida debido al alcohol y que la cirrosis hepática ocurre en 49.2 por ciento de hombres y 40.8 por ciento de mujeres que beben. Además, que el 32.7 por ciento de accidentes vehiculares son causados por hombres alcohólicos.
Muertes en el mundo
El consumo nocivo de alcohol está relacionado con 2.5 millones de muertes en el mundo cada año y es el tercer factor de enfermedad y discapacidad, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud.
El informe presentado en enero de este año señala que cerca del 4 por ciento de las muertes en el mundo son atribuibles al
alcohol, lo que significa más defunciones que a causa del sida, la violencia o la tuberculosis.
Advertencia
Productores patrocinan
“Los productores de bebidas alcohólicas están ejerciendo una creciente influencia en las políticas públicas en nuestra región, a través del patrocinio de la industria de la investigación o en el desarrollo de políticas. Esto está demorando la adopción de las medidas más costo-efectivas”, indicó Maristela Monteiro, asesora de la OPS en abuso de alcohol y sustancias.
“Como defensores de la salud pública necesitamos redoblar nuestros esfuerzos en revertir el impacto del uso nocivo del alcohol”, expresó.
