Comunitario

Habitantes viven bajo explosiones de volcán

La mayoría de habitantes de aldeas como Panimaché, Morelia, El Porvenir y Santa Sofía, San Pedro Yepocapa, Chimaltenango, cercanas al Volcán de Fuego, ubicado a 85 kilómetros de la capital, viven en calma y sin mayor sorpresa por la actividad del coloso, pero consideran que los planes de evacuación están desfasados y se podrían mejorar.

Una familia de San Vicente Cimientos, Escuintla, continúa su rutina cotidiana  pese a los retumbos.

Una familia de San Vicente Cimientos, Escuintla, continúa su rutina cotidiana  pese a los retumbos.

Según el reporte de la sede local del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), el Volcán de Fuego puede producir a la semana seis estruendos fuertes, y a diario, 10 moderados, en promedio.

 La actividad se registra a través de un sismógrafo y un sistema de vigilancia de cámaras de video.

Lluvia de ceniza,  ríos de lava y retumbos  son vistos con  normalidad por  los pobladores.

“Casi no me da miedo escuchar los ruidos del Volcán. Aquí nací y me he acostumbrado a eso, pero si empieza a tirar ceniza puede que me entre temor y ya veo qué hago con mis dos hijos para salir corriendo”, relató María Antonieta de la Cruz, residente de Panimaché.

Para Catarino Coroy, de 56 años y  habitante de Morelia, la actividad del coloso destruye en muchas ocasiones las siembras de maíz y frijol, problema que afrontan cada año.

 Coroy también ve como un riesgo  que no exista una estrategia de emergencia. “Aquí son pocos los que saben qué hacer. En el 2012  la gente tardó cinco horas para salir del área”, comentó.

Reportes oficiales detallan que en septiembre de ese año  las columnas de ceniza en el cráter del volcán  alcanzaron los 300 metros de altura, y fueron evacuadas  10 mil personas.

No van a emigrar

El Volcán de Fuego se encuentra entre Chimaltenango, Escuintla y Sacatepéquez, y es considerado uno de los más activos de Centroamérica.

Pese a las constantes explosiones, los pobladores no piensan en trasladarse a  otro lugar. Marco Tulio Velásquez,  de San Vicente Cimientos, dijo que está acostumbrado a los retumbos.

Agregó: “Aquí todos lo tomamos con calma, porque no hay de otra. Nadie se va porque no hay otro lugar. Lo más crítico se da en el invierno, ya que las crecidas de los ríos y expulsión de lava impiden huir”.

Monitoreos

El vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, David de León, informó que mantienen  comunicación constante con delegados de la institución en las mencionadas aldeas, para actuar en caso de emergencias.

“Hace ocho meses se hizo un simulacro en San Vicente Cimientos, y detectamos complicaciones para evacuar —a afectados—  en el invierno”, agregó.

De León indicó que las municipalidades de Santa Lucía Cotzumalguapa y de Tiquisate, Escuintla, han solicitado proyectos viales al Ministerio de Comunicaciones, para mejorar las rutas de evacuación.

La distancia entre la ruta nacional y las comunidades cercanas al Volcán  es de 20 kilómetros. Los caminos son de terracería y se deben pasar, por lo menos, tres ríos.

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