Zarco se desempeñaba entonces como subdirector de Prensa Libre y era autor de la leída columna Problemas y soluciones, desde la cual expresaba sus convicciones democráticas y señalaba las contradicciones de la realidad nacional.
Los verdaderos motivos detrás del letal atentado nunca fueron aclarados, pero algo sí quedó patente: Guatemala perdió a uno de sus más grandes periodistas, así como a un empresario exitoso.
El atentado
A las 13.15 horas de aquel 28 de enero, cuando Isidoro Zarco se dirigía a almorzar a su casa, en la zona 9, un vehículo lo rebasó cerca del puente La Barranquilla y varios facciosos le dispararon hasta darle muerte, según refiere la nota de este matutino del 29 de enero. Las muestras de pesar y repudio se multiplicaron.
Teresa Bolaños de Zarco agradeció todas las expresiones de solidaridad, y en un acto magnánimo solicitó que nadie enviara flores al velatorio o al sepelio, sino que los fondos fueran donados a la Liga Pro Salud del Pueblo, la cual era presidida por el periodista.
Vida y legado
Nacido en 1912, Zarco fundó en 1939 la exitosa fábrica de ropa La Emperatriz. No obstante, su auténtica pasión era el periodismo. Comenzó a escribir en 1940, en Nuestro Diario. Este medio de comunicación fue vendido en 1951 a políticos afines al Gobierno, que quisieron darle un tinte oficialista.
Esta situación provocó el despido de su director, Pedro Julio García, quien se rehusó a seguir tales lineamientos. En solidaridad renunciaron otros periodistas: Álvaro Contreras Vélez, Mario Sandoval Figueroa, Salvador Girón Collier y el propio Zarco. Tiempo después fundarían Prensa Libre.
Zarco impulsó causas benéficas como la fundación de una escuela en San Juan Sacatepéquez, la cual nombró Alberto Zarco, en honor de su padre.
De hecho fue un gran promotor de la educación como vehículo de desarrollo para el país. En sus escritos siempre propugnaba por una mejora en la cobertura y la calidad, lo que reflejaba su espíritu visionario.
Acucioso comunicador
Como periodista fue un ágil narrador y sagaz entrevistador. Uno de sus grandes logros fue la entrevista al expresidente Juan José Arévalo, cuya presencia en el país fue prohibida en 1963, lo cual obligó a este a llegar a escondidas por la vía terrestre, procedente de El Salvador. Los sectores radicales de derecha temían que el exgobernante volviera a ganar la Presidencia.
Aquel 29 de marzo, Zarco lo entrevistó en un lugar que no reveló, por seguridad. Arévalo le dijo que no aparecería en público para no crear “roces”. Afirmó: “Nunca he sido comunista, no me gusta el comunismo, ni jamás seré comunista”.
“Durante mi campaña electoral no me referiré a ninguno de mis contendores, y si el pueblo me elige, todos los excandidatos vivirán en su patria sin molestias”, añadió Arévalo.
Sin embargo, dos días después asumió el poder el coronel Enrique Peralta Azurdia, tras darle golpe de Estado a Miguel Ydígoras Fuentes. El conflicto armado recrudeció y ocho años más tarde Zarco ofrendó su vida por una patria mejor.
Sepelio memorable
Los funerales de Isidoro Zarco no solo reunieron a gran cantidad de personas de diversos sectores, sino que originaron fuertes llamados a la paz.
Fue velado en su casa de habitación, en la zona 9. Después fue trasladado a la sede de Prensa Libre, donde periodistas le rindieron homenaje.
Las causas reales por las cuales fue asesinado por fuerzas guerrilleras nunca se establecieron, puesto que Zarco no se decantaba ni por la derecha a ultranza ni por los extremistas de izquierda. Mantuvo siempre un tono conciliador pero firme en cuanto a las necesidades de desarrollo del país.
Su viuda, Teresa Bolaños de Zarco, tomó con dignidad el ideario dejado por su esposo y durante varios años fue presidenta de Prensa Libre, puesto en el cual participó en importantes iniciativas, entre ellas las conversaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla.