LIBERAL SIN NEO

Alto modernismo

El experimento del socialismo del siglo XXI sufrido en Venezuela es una expresión de lo que James Scott llama “alto modernismo autoritario”; la articulación de una exhaustiva ingeniería social, administrada con poder estatal desenfrenado, para “resolver” todos los problemas sociales, reales e imaginarios. En Viendo como un estado (Seeing Like a State: How certain schemes to improve the human condition have failed, 1998), Scott explora cómo muchos de los grandes experimentos de ingeniería social del siglo XX tienen un hilo subyacente común; la imposición de diseño y orden en la sociedad de acuerdo con leyes y métodos percibidos como científicos. Comentando la obra de Scott, John Gray señala que los altos modernistas “no quieren que la sociedad sea gobernada por la inteligencia práctica de sus miembros, sino por el conocimiento experto”; están convencidos de que la sociedad debe ser reformada de acuerdo con un diseño racional. Ven el aparente desorden de sociedades que no están gobernadas por un gran esquema planificado como un caos primitivo e irracional.

En contextos históricos en los que el alto modernismo autoritario se ha desatado a manos llenas, en los peores casos ha conducido a grandes tragedias sociales y en los menores, al gran desperdicio de recursos. Scott explora casos como la colectivización de la agricultura en la Unión Soviética, la “aldeización” coercitiva en Etiopía y Tanzania, “El Gran Salto Adelante” en la China revolucionaria de Mao y las masacres de Pol Pot en Camboya. En todos estos casos, los trágicos grandes experimentos de ingeniería social altomodernista tenían por motivo mejorar las condiciones de la sociedad.

Scott cree que muchos de los trágicos episodios de desarrollo estatal se originan en la particularmente perniciosa combinación de tres elementos. El primero es la aspiración al ordenamiento administrativo de la sociedad, con la visión de una profunda ingeniería racional de todos los aspectos de la vida social, para mejorar la condición humana. El segundo elemento es el uso desenfrenado del poder del Estado moderno como instrumento para alcanzar estos diseños. El tercero es una debilitada o postrada sociedad civil que carece de la capacidad de resistirse a estos planes. “La ideología del alto modernismo provee el deseo, el Estado moderno, los medios, y la sociedad civil incapacitada, el terreno llano sobre el cual construir las (des)utopías”.

Mucha de la estatalmente forzada ingeniería social ha sido obra de elites progresistas, frecuentemente revolucionarias. Típicamente, “estos progresistas han llegado al poder con una crítica exhaustiva de la sociedad existente y un mandato popular (al menos inicialmente) para transformarla. Han querido usar el poder para provocar grandes cambios en los hábitos, trabajo, patrones de vida, conducta moral y visión de vida de las personas. Han desplegado lo que Vaclav Havel llamó el arsenal de la ingeniería social holística”.

La visión para Venezuela de Hugo Chávez, la inepta intransigencia ideológica de Maduro y el gran esquema del socialismo del siglo XXI pueden verse como parte de una cosmovisión más grande; el alto modernismo autoritario. Chávez tuvo todo en sus manos, vasto acceso a petrodólares y un fuerte mandato popular que le dio todas las herramientas que quiso para articular su visión y arquitectura de una nueva sociedad. Fracasó; en una generación, condujo a una sociedad rica y con gran potencial hacia un callejón de miseria y conflicto. La fe ciega en su propia “ciencia social” lo llevó a ignorar y contradecir la ciencia por completo.

fritzmthomas@gmail.com

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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