CATALEJO

20 de agosto tambalea como fecha del balotaje

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El objetivo final del oficialismo es mantenerse a toda costa. Es variada su estrategia, y destaca la de, otra vez, sacar a un contrincante molesto. No importa quién sea; no es nada personal, ni ideológico, sino lo preocupante es el riesgo de una votación contraria en segunda vuelta, para una derrota. No importa quién sea, porque los giammatteistas temen perder el omnímodo poder a causa de su dominio de las instituciones del Estado democrático, ahora integradas por gente obediente. Es fundamental, y por eso lo hacen, provocar la confusión de los votantes, con la meta de aburrirlos y desanimarlos para participar, gracias a la judicialización de todo lo electoral. Las más recientes decisiones y acciones se explican al analizarlas desde este punto de vista.

Sembrar esa confusión se logra en muchas formas, con la participación de infiltrados dispuestos a utilizar con perversa malicia derechos existentes con la clara visión de aumentar los obstáculos. La fecha de la segunda vuelta, programada para el 20 de agosto, se aleja cada vez más a pesar de lo expresado por las entidades cooptadas. Las maniobras alrededor de este tema, al ser analizadas con serena pero severa suspicacia, afianzan las dudas de un creciente sector poblacional y se suman las ambiciones de algunos. Ejemplos: el segundo recuento de la alcaldía capitalina confirmó el resultado, para mí trágico, pero así fue. Los minimicropartidos con minimicro resultados, intentaron cambiar los resultados de la primera vuelta, y para mientras, el TSE no puede oficializarlos.

' El TSE, la CSJ y la CC tienen papel muy importante a fin de no atrasar la fecha del 20 de agosto para la segunda vuelta.

Mario Antonio Sandoval

La confusión popular se crea o solidifica con los trabalenguas jurídicos fuera del alcance de la comprensión popular y de la amarga sorpresa de quienes por su preparación o interés personal logran descubrir las tretas. El TSE pide a la CSJ denegar otro conteo en 15 días, ordenado por la CC en 15 días (faltan diez) y después de tal plazo “cumplir con la depuración necesaria”. Al poner nombres: Irma Palencia, presidenta del TSE, pide a Silvia Patricia Valdés, presidenta de la CSJ, y ella a Dina Josefina Ochoa, presidenta de la CC. Una simple deducción permite ver de inmediato una relación con el ahora preocupado Giammattei y el objetivo de confundir y descorazonar a los electores, pero sobre todo crear las condiciones para un atraso de la segunda vuelta.

Los cuatro meses y medio desde el 20 de agosto hasta el 14 de enero a las 14, son tiempo muy largo y el país entrará en un impasse, como ocurrió cuando Morales y Giammattei acapararon el voto anti Torres. Los legalismos y aprovechamiento indebido de textos oscuros o incompletos y las posibilidades imposibles de prever son otras tácticas de guerra psicológica. Mientras, la entrega del período está firme, pero si siguen los atrasos podría llegarse a otra fatal posibilidad: la decisión de este Congreso de aumentar el giammatteiato en forma temporal o elegir un gobierno transitorio (ambas posibilidades ¡uy, uy, uy!) basadas en una percibida o real posibilidad de males aún peores a los terribles de hoy en día, debido al triunfo de cualquiera de ellos.

Todo es posible en la tierra de lo imposible, y ahora está en control un grupo de politiqueros cuya única meta para participar es aprovecharse de la impune corrupción. Su única posibilidad real de mantener la megarraterocracia es asegurarse de la llegada de su representante a la segunda vuelta y convertirlo en el menos peor, otra vez, para llamar a votarle aunque la participación sea mínima. Hasta eso está en el aire, si ese candidato impuesto reflexiona, según la mayoría, o traiciona, según los oficialistas. Este revoltijo de conceptos y acciones permite a cada quien convencerse de cómo la prefijada fecha del 20 de agosto se va perdiendo con rapidez en el nublado horizonte de un mar tormentoso, ojalá no engendrador de un tsunami político demoledor.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.