CATALEJO

365 días no son pocos; malos cálculos de Putin

|

La situación de Putin en el campo puramente militar demuestra una mezcla de errores estratégicos, unidos a las sobrevalorizaciones de su real capacidad para actuar. En resumen: no ha ganado la guerra, por la combinación de varios factores fáciles de ver desde afuera, pero imposibles desde adentro porque los años de ser un neo-zar lo han convencido de siempre tener la razón. El golpe diplomático más duro hasta ahora es la simbólica resolución de la Asamblea General de la ONU para pedir a Rusia salir de Ucrania. La apoyaron 141 países, 7 en contra y 26 abstenciones, entre ellos, por supuesto, China, Irán e India, calificada de rusofóbica por Moscú. Aunque no es obligatoria, la resolución debilita la posición rusa y le da un baño frío de realidad.

' Se debe recordar: en los conflictos, es posible saber cómo y cuándo comenzarán, pero no su desarrollo y final.

Mario Antonio Sandoval

Los errores comenzaron desde el inicio: considerar fácil la “operación militar especial”. Pero los ucranianos están respondiendo y con ayuda externa y armamento propio se han defendido ferozmente, a matar o morir, al pelear por su patria. Imaginó una reacción casi nula, similar a cuando se apoderó de Crimea en el 2014. No entendió ni valoró el efecto de la fuerza e influencia de la prensa independiente internacional. Gracias a esas noticias, el mundo conoció y apoyó a Selenszky, mientras podía ver la destrucción de aviones, helicópteros, tanques, equipos y armamento, gracias a los rockets de infantería y enterarse del hundimiento del crucero Moscú. Se justificó con un incendio, pero esto puso en ridículo a su marina de guerra.

El mundo se ha enterado o ha visto la muerte de soldados y de oficiales de alto rango; las largas filas de equipo militar destruido, el terrible poder de los misiles llevados en los hombros por soldados, capaces de destruir armamento de costo millonario con un arma relativamente barata, y sobre todo, el efecto letal de los drones, capaces de filmar el campo de batalla, las matanzas y también atacar con eficacia. Otra equivocación fue no prever la respuesta de la Otán, la Unión Europea, Estados Unidos, Israel y ahora Japón. No puede enfrentarse a armas de tantos países al mismo tiempo, y aunque primero avanzó con cierta facilidad, hoy buena parte del territorio ocupado regresó a manos de Ucrania. A pasos comenzó a nacer la idea de exigir un armisticio.

Era imposible prever el viaje secreto de Biden a Ucrania, golpe de efecto sorprendente para el mundo, con una dosis de búsqueda de votos para el 2024, pero sin duda con un riesgo enorme, al viajar en un avión militar a Polonia, tomar un tren por nueve horas y llegar a Kiev para reunirse por algunas horas con Zelensky y regresar a Washington. Nunca antes un presidente de Estados Unidos había visitado un país en guerra y sin el control militar estadounidense, pero salió bien librado. Eso afecta a Putin porque se agrega a los problemas causados por los cien mil militares rusos muertos, entre ellos soldados jóvenes, inexpertos, desmotivados, con deserciones y el efecto adicional de disminuir el apoyo interno de la ciudadanía rusa, sobre todo las madres.

Los ataques a blancos civiles indefensos ya no los acepta nadie, por ser crímenes de guerra, como ocurrió en Hiroshima, Dresden, Londres, etc., en la Segunda Guerra Mundial. Más complicaciones se deben a haber integrado al ejército ruso a los mercenarios del grupo Wagner, propiedad de Yevgueni Prigozhin, oligarca famoso por su brutalidad dentro y fuera del campo de batalla, y el choque de este con el ministro de la Defensa ruso, complica todo. Suspender el tratado con Estados Unidos de no proliferación de las armas nucleares, anunciado el martes, así como pedirles a los ciudadanos prepararse para una larga guerra, se agregan a la justificada preocupación mundial. Para terminar, países neutrales como Suecia cambiaron esa política. Todo ha salido contraproducente.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.