Entre las figuras históricas que han inspirado naciones y dado forma a las corrientes que hoy en día llamamos ideologías predominan filósofos, teóricos y literarios. La mayoría de ellos, hombres. Lo cual es resultado del espíritu y tradición de épocas pasadas en donde los hombres, más que mujeres, tenían la facilidad y oportunidad de escribir, debatir y ser parte del intercambio de ideas. Afortunadamente para la mujer esto ya no es así en la actualidad. Sin embargo, alejándonos de la valoración que juzga las desigualdades entre hombres y mujeres del pasado con una óptica moderna, vale la pena rescatar el legado de una mujer que sobresalía en un mundo dominado por hombres recios en el siglo XIX.

Germaine de Staël, mejor conocida como Madame de Staël fue una voz determinante en su tiempo y de quien aún podemos aprender enormemente. Ella era una férrea defensora de la libertad, del gobierno limitado, del Estado de Derecho y de la propiedad privada. Sobre todas las cosas, odiaba la tiranía. Con estas ideas, Madame de Staël se instaló en el centro del liberalismo francés en una época donde la tiranía napoleónica reinaba. Es famosa la descripción que decía: “Hay tres grandes potencias en Europa: Inglaterra, Rusia y Madame de Staël”. Es difícil identificar mujeres coetáneas con la influencia que ella poseía, pero por fortuna, dos siglos después, figuras como Madame de Staël ya no son la excepción. Mujeres brillantes destacan en todos los campos del conocimiento, siendo claros ejemplos del progreso humano.

Ahora bien, así como Madame de Staël defendía la libertad en un ambiente hostil, vemos liderazgos femeninos hoy que emprenden el mismo desafío. Esto a pesar de gobiernos que reprimen la libertad de expresión y de asociación o del fenómeno contemporáneo de la cultura de cancelación. El peso de Madame de Staël en la opinión pública, un poder invisible pero extremadamente fuerte aun hoy, nos enseña que es posible defender nuestros ideales incluso cuando hay poderes que traten de destruirlos. Para algunas, todavía es fácil de hacerlo pues, aunque muchos otros quieran negarlo, aun vivimos en un país donde la libertad de expresión es tan amplia para los hombres como para las mujeres. Sin embargo, para otras mujeres en países muy cercanos al nuestro ya no lo es. Por esta razón es tan importante no dar por sentado los derechos y libertades que tenemos hoy puesto que una vez perdidos es muy difícil recuperarlos. Darse cuenta de su valor hasta que es muy tarde es una de las tragedias que viven varios países de la región.

Es valioso recordar a figuras femeninas de la historia que puedan inspirar a las generaciones actuales y futuras a no a conformarse o alejarse del debate de ideas. Existen corrientes sumamente populares pero que en realidad tienen consecuencias terribles para el porvenir y el desarrollo de los países que deben ser cuestionadas y otras que deben ser defendidas pues su valor moral y de bienestar, como el de las ideas de la libertad, es tan grande que no pueden perderse. Por ello es extremadamente positivo que la actualidad haya cada vez más figuras al estilo de Madame de Staël, valientes y determinadas en defender los ideales de la libertad en un mundo que los da por sentado y que a veces incluso los desprecia. Aun más, es de celebrar a quienes se atreven a señalar injusticias y decir las cosas como son incluso cuando incomoda a quienes tratan de ocultar la verdad.