MIRADOR

Arévalo y los 300 espartanos

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El “sistema democrático se expresó” y hay que hacer honor a los resultados electorales. Pero esa realidad no debe ocultar otra, y me atrevo a afirmar —sin riesgo a equivocarme— que para la mayoría de los ciudadanos, el partido Semilla y el binomio presidencial no estaba prevista la actual situación. Ante ese reto, deberán conseguir unos 300 espartanos de confianza que se quieran inmolar en puestos claves de gobierno, a los que deben agregar —con sumo cuidado— decenas de periecos e ilotas, tanto por su valía como por su rectitud moral. Pero ¿podrán hacerlo sin equivocarse? Temo que hay un alto riesgo que tienen que asumir, y que los ciudadanos debemos asimilar. Con solo un Efialtes que integre la lista, pertenezca a los “tradicionales del pasado” o meta la pata, serán señalados de ser como los demás, lo que les generará un nivel de descrédito que no pueden permitirse.

' No veo, entre los jóvenes diputados, figuras capaces de promover acercamientos y construir consensos, por lo que la situación crece en complejidad.

Pedro Trujillo

Simultáneamente tendrán que lidiar con “jóvenes semilleros”, quienes, chamuscados en patrio ardimiento, querrán tomar decisiones progres que seguramente confrontarán la madurez del mandatario, mucho más centrado, ponderado y equilibrado que la mayoría de los impúberes políticos que integran el partido. Hete ahí la segunda etapa, no menos complicada. Y por si fuera poco, les toca construir una vía de diálogo con un Congreso en el que las dos terceras partes no comparten su visión, e incluso tienen una muy opuesta. Sin embargo, serán quienes les aprueben los presupuestos —con sus correspondientes candados— o permitan las modificaciones legales para poder ejecutar cambios, y no veo, entre los jóvenes diputados, figuras capaces de promover acercamientos y construir consensos, por lo que la situación crece en complejidad.

Además, en los dos primeros años de gestión no corresponde nombrar a ninguna autoridad ni cambiar instituciones, excepción del incierto futuro de la Corte Suprema de Justicia. El resto será a partir de 2026, por lo que estarán absolutamente solos durante 2024 y 2025. Con una veintena de diputados y únicamente dos alcaldes, será complejo conseguir apoyo del Legislativo y contar con incidencia en los Cicodes y Comudes, que son los que gestionan una importante cantidad del presupuesto en el ámbito municipal. Por lo tanto, sería bueno bajar la expectativas, centrarse en lo que realmente es posible, y hacerlo a la velocidad que permita la particular idiosincrasia nacional.

En cambio podrán —si el presupuesto no tiene muchas trabas— emprender acciones en seguridad, prisiones, construcción de infraestructura, en materia económica y contratar personal sin plazas fantasma. Quizá algo en agricultura y en programas sociales, pero desde ahí demostrar que pueden gestionar sin favores, pago de comisiones ni corruptela. Les será muy difícil lidiar con mafias y sindicatos de salud y educación —en ocasiones son lo mismo—, especialmente en pactos colectivos, contrataciones, chantajes diversos, compra de libros, útiles escolares y medicamentos. ¡Atenea los agarre confesados!

La confrontación ideológica no tendrá efectos porque la elección no lo ha sido por esa razón, sino para luchar contra la corrupción. A partir de enero los votantes exigirán lo que realmente les preocupa: mejoras en la economía, trabajo, empleo y reducir la carestía de la vida, dando por hecho que la corruptela “será resuelta” porque para eso los votaron. Hay que apostar por el mayor grado posible de consenso, diálogo y debate, además de actuar con principios éticos. Cualquier giro drástico, inoportuno o no pactado puede mandar al garete el trabajo en pro de acuerdos razonables.

Aquellos espartanos que cerraron las Termópilas tuvieron arrojo, valor y estaban entrenados. A pesar de ello fueron traicionados y finalmente vencidos por Jerjes y sus aliados. Esperemos no tener que reescribir la Historia.

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