CIVITAS
Calidad legislativa
En los últimos meses se han perfilado diversos liderazgos políticos que tienen en la mira las elecciones del 2023. La mayoría tiene entre ceja y ceja la presidencia y por eso promocionan desde ya su imagen. Quieren darse a conocer y empatizar con los ciudadanos. No se puede decir lo mismo de los posibles (nuevos o viejos) candidatos a diputados. La razón está detrás de la naturaleza del voto, pues votamos directamente por caras visibles al elegir al presidente y vicepresidente, pero para elegir a nuestros diputados no votamos directamente por ellos, sino por su partido y una lista bloqueada previamente establecida.
Cuando votamos por nuestros representantes al Legislativo ponemos gran parte del futuro del país en manos de personas que realmente no conocemos y que en su mayoría no les interesa ser conocidos. Ellos tienen una enorme responsabilidad en crear leyes, fiscalizar a otras instituciones, así como elegir a funcionarios clave para puestos en el Estado y, por lo tanto, es importante reflexionar sobre la calidad del Legislativo que tenemos.
Los diputados tienen como misión representar los intereses de la población. Sin embargo, el sentimiento generalizado es que no cumplen con esto y la confianza hacia la institución es muy baja. Según datos de Latinobarómetro, el 71% de los guatemaltecos tiene poca o ninguna confianza en el Congreso. Probablemente esto sea resultado de una serie de factores. Entre estos vale la pena destacar la calidad de la actividad en el Legislativo, así como los resultados que ha tenido.
' La calidad del Legislativo es crucial para el desarrollo del país. No nos dejemos cegar o solo prestarle atención a las tantas opciones para dirigir el Ejecutivo.
Christa Walters
Este es el tercer año consecutivo que el partido de gobierno, Vamos, ha liderado el Congreso y muchos expertos consideran que no ha existido una agenda en beneficio de la población. Los mismos diputados defienden que se ha conocido una gran cantidad de iniciativas de ley, se han aprobado decretos y que logran consensos, pero eso no se ha traducido en mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos. Lamentablemente, los consensos sí se ven en ampliaciones presupuestarias o cuando se buscan eliminar mecanismos que garantizan el control de los recursos públicos, lo cual posiblemente los beneficia directa o indirectamente a ellos mismos. No se ve el mismo entusiasmo de aprobar asuntos necesarios y útiles como de infraestructura, fomentar el progreso económico o reformar leyes como la Ley Electoral o de Servicio Civil. Ni siquiera se han empeñado en elegir a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Corte de Apelaciones, cuya elección lleva años en la agenda legislativa.
A la vez, el último informe de actividad legislativa que elabora Congreso Eficiente evidencia el poco compromiso y seriedad de los diputados. De enero a mayo del 2022, un poco más de un tercio de las sesiones en el pleno (17 de 45 sesiones) concluyeron sin haber abordado ninguno de los puntos de agenda, en promedio solo el 74% de los diputados asistieron regularmente a las sesiones del pleno y las comisiones de trabajo también se vieron afectadas por inasistencias. Asimismo, se van instaurando prácticas que desatienden los procesos legislativos como “archivar” decretos que ya han sido aprobados o analizar a último minuto iniciativas y no en su momento en las comisiones.
La calidad del Legislativo es crucial para el desarrollo del país. Por esta razón no nos dejemos cegar o únicamente prestarle atención a las tantas opciones que habrá el próximo año para dirigir el Ejecutivo. Tengamos en cuenta las enormes responsabilidades que tiene también el Legislativo y la capacidad de los diputados de contribuir a elevar al país al desarrollo o a dejarlo caer a la ruina.