La terrible y mortal pandemia que continúa golpeando severamente el corazón y existencia de guatemaltecos y habitantes del mundo se dejará sentir lamentablemente paz, amor, unión y calor humano este fin de año y nuevo 2022, durante las tradicionales festividades de Nochebuena, Navidad e inicio del nuevo ciclo, en festividades hogareñas, familiares, religiosas y populares, ignorándose cuánto tiempo más se podrá soportar tan difícil y grave calamidad. No habrá alegría, sino mucha tristeza, dolor y llanto en numerosos hogares y cementerios de inconsolables familias que han perdido a sus seres queridos.

Esta grave y desesperada situación suma la actual e incontrolable mortal violencia humana que lamentablemente desde hace mucho tiempo no ha sido controlada por gobiernos y autoridades policíacas específicas encargadas de mantener el respectivo orden ciudadano, como es su responsabilidad, por demostrada y abierta incapacidad, cuando las prisiones deberían estar abarrotadas de estos desenfrenados animales tras ser capturados, encarcelados, juzgados y condenados por jueces y tribunales competentes, evitando además que los camposantos continúen llenándose de víctimas, en buena mayoría, inocentes.

Imposible dejar de mencionar a irresponsables pilotos conductores de diversos vehículos, ebrios, a excesivas velocidades, desvelados, abusivos, agotados e inexpertos por haber obtenido sus licencias con incondicional ayuda, convirtiéndose de pronto en homicidas de hombres, mujeres, ancianos, jóvenes, niños, recién nacidos o en el vientre de sus madres, así como de heridos, hospitalizados, lisiados para toda una vida. Unos son enjuiciados y condenados a prisión, mientras que otros son beneficiados con libertad, pago de multas o beneficiados por algún buen empleado, amigo o autoridad.

Tampoco puede marginarse a ciclistas, motoristas, peatones y ebrios atrevidos, así como a enfermos, ancianos, mujeres y niños a quienes les es imposible utilizar una pasarela, prefiriendo atravesarse calles y sufrir atropellos, lesiones o muerte, por choferes sin culpabilidad alguna, pero obligados a ser procesados judicialmente, razón por la cual muchos prefieren huir, complicando cada caso. Estas celebraciones preferiblemente deben conmemorarse en casa, evitando peligrosos contagios mortales por la actual epidemia.

Los guatemaltecos responsables, honrados, trabajadores y valientes deben imponer legalmente obligadas medidas protectoras contra esta fatal y prolongada crisis, para preservar sus vidas, de sus familias y especialmente de niños, adolescentes y jóvenes con demostrada valentía, para lograr una nueva y digna Guatemala, con el valioso apoyo de valientes ciudadanos responsables, extrayéndola del profundo y asqueroso barranco al que ha sido sometida por descarados gobiernos, funcionarios, políticos, diputados supuestos padres de la patria, poderosos, millonarios, empresarios y hasta entrometidos extranjeros —no todos, por supuesto—, en busca de su urgente cambio y mejor futuro de esta nuestra bella pero sufrida patria embarrancada por desgraciados mafiosos autores de descarada corrupción, violencia, crímenes, abusos y robos millonarios, en abierta ofensa de gente trabajadora y humillante y criticable acción de compatriotas en extrema pobreza.

Nuestra bella e histórica patria, reconocida mundialmente por sus valiosos personajes intelectuales y sobresalientes bellezas naturales, merece un mejor destino y prometedor futuro.