NOTA BENE

Celebrar la Navidad

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En estas fechas, notamos que nos desvelamos en vano, preocupados por los pleitos políticos y jurídicos que parecen mantener al país en estado permanente de crisis. Volvemos la vista hacia lo que verdaderamente importa: la familia y los amigos. Redescubrimos que la gran mayoría de las personas que nos rodean son capaces de honestidad, respeto, lealtad, perseverancia, amor, empatía, y más. Percibimos que Guatemala puede superar duras pruebas mientras mantengamos vivos estos valores en nuestras comunidades. Nos invade el profundo deseo de proteger nuestros remansos de paz y alegría de las malas influencias externas.

De nosotros depende transmitir a las nuevas generaciones de guatemaltecos los valores universales. La Navidad es una fiesta de gran arraigo cultural, aquí y en el resto del mundo. Toda la magia invernal, los convivios y los regalos que nos obsequiamos unos a otros originan en el deseo de compartir la alegría que nos regaló Dios cuando envió al mundo a su único Hijo. Además de tararear las canciones de Mariah Carey, encariñarnos con personajes como Rodolfo el reno, o Frosty el muñeco de nieve, los padres de familia podemos esforzarnos por inculcar un tono cristiano a nuestras celebraciones.

Después de Semana Santa, la Navidad es la época más importante del año para los cristianos. Jesús se encarnó para procurar nuestra salvación. Aproximadamente 700 años antes de su venida, el profeta Isaías (7: 14) predijo que: “la joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros”. El Catecismo de la Iglesia nos informa que, en hebreo, Jesús quiere decir “Dios salva”. Su nombre expresa tanto quién es como su misión, pues solamente Dios puede absolvernos de nuestros pecados. “De ahora en adelante puede ser invocado por todos porque se ha unido a todos los hombres por la Encarnación”, leemos en el punto 432.

' Consejos para cristianizar las fiestas.

Carroll Rios de Rodríguez

Encontré sitios electrónicos con algunas ideas creativas para crear en nuestros hogares un ambiente navideño cristocéntrico. Una sugerencia es celebrar el Adviento. Durante los cuatro domingos antes de la Navidad, la familia se reúne alrededor de una corona y enciende una vela cada domingo. Rezamos algunas oraciones y hacemos propósitos de mejora que ofrecemos al Niño Dios.

Segundo, montar uno o más nacimientos en casa nos sirve para mantener presente el motivo de la Navidad. Es buena idea tener un nacimiento con el que los niños pequeños puedan jugar libremente. Tercero, cada noche los padres pueden esconder al Niño Dios del nacimiento en distintos lugares de la casa, para que los hijos tengan que encontrarlo al día siguiente.

Una cuarta actividad recomendada es censar a la familia: los padres pueden explicar a los niños qué es un censo y proceder a levantar el censo familiar. Luego se puede leer en la Biblia la genealogía de Jesús. Quinto, podemos colgar una bota para Jesús junto a las botas de los miembros de la familia, con el propósito de llenarla con papeles que contengan oraciones, peticiones y agradecimientos a Jesús. Sexto, los padres pueden redactar una oración para cada hijo, anotarla en una hoja en forma de corazón, y empacarla para que se abra como un regalo en Nochebuena.

Por supuesto, es vital involucrarse en los eventos organizados por nuestra iglesia, y participar en las pastorelas y posadas que nos relatan las vivencias de la Sagrada Familia antes y después del nacimiento de Jesús. No puede faltar alguna actividad de solidaridad para ayudar a los más necesitados.
Programemos con tiempo nuestra asistencia a las misas o servicios navideños, para demostrar con nuestro ejemplo que nuestra fe representa un gran tesoro.

ESCRITO POR:

Carroll Ríos de Rodríguez

Miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). Presidente del Instituto Fe y Libertad (IFYL). Catedrática de la Universidad Francisco Marroquín (UFM).