Registro Akásico

Continuidad en sistema electoral

El Colegio de Abogados y Notarios es un ejemplo de democracia representativa.

Los abogados y profesiones afines se citaron para renovar los cargos del colegio respectivo. Llegaron de todas maneras; hoy, ya no es característico el traje de casimir y el vestido sastre. Algunos usan pantalones de lona y las damas igualmente con pantalones ajustados. Pero, en general, se mantiene la formalidad característica de una profesión donde una conducta debe ser ejemplar para demostrar la importancia de las buenas costumbres. La mayoría de abogados también son notarios, dotados de fe pública para facilitar negocios y acreditar lo sucedido en los actos civiles.


En las elecciones del gremio también votan los profesionales para el servicio exterior, los sociólogos, politólogos y criminólogos. Surgieron por la necesidad creciente de sistematizar conocimientos y habilidades para aspectos importantes de la vida moderna. No obstante, la mayoría está dedicada a litigar. Con el crecimiento de su número, casi llegan a 40 mil, y las elecciones adquieren características cercanas a las campañas abiertas. Discursos, visitas a las cabeceras departamentales y convivios para elevar el ánimo de acudir a votaciones.


Los envidiosos critican el agasajo por parte de las planillas, bajo afirmación de tratarse de una compra de votos. No es cierto. Son atenciones para solidificar el apoyo. Cada vez pesa menos el carácter bohemio que acompañaba la formación universitaria a inicios del siglo pasado. Los abstemios han conseguido erradicar el licor en los gazebos instalados en las cercanías de las votaciones, solo Izabal resiste con pose heroica. Siempre hay exabruptos. Este año, un conocido político y abogado calumnió a un colega afirmando que le había sustraído su billetera; por el contrario, la había dejado en su automóvil. Después buscó lástima para evitar responder por su maliciosa imputación.

Los intereses y pasiones siempre enturbian la vida política; por ello, debe primar la mesura cívica.


Los grupos disputan el liderazgo a partir de su agrupamiento profesional. Los de la Usac, los ligados a la reforma judicial, los relacionados con cargos en los tribunales o en el Ministerio Público, los agrupados por participar en programas de mejoramiento de la seguridad pública; también, los asesores y funcionarios del gobierno de turno. Existen minorías integradas por abogados ligados a grupos de presión en perenne descontento con cualquier gobierno. No hay agrupaciones ideológicas. Así se cumple la profecía de Daniel Bell (*1919 +2011), sobre esa ausencia en la lucha política, en el presente siglo.


La mayoría de colegiados no vota. En parte, por dificultades logísticas, pues el estacionamiento es un problema. En algunos años, se destacaba a policías municipales para imponer multas a quienes aparcaban, obligados, en la vía pública. Otros gustan de llegar temprano y dejar su automóvil toda la jornada, con lo que imposibilitan espacio para otros colegas. Pero también es una protesta para rechazar el aprovechamiento de los cargos. Pasadas juntas directivas enviaban las invitaciones tardíamente para evitar asistencia a eventos, fiestas y hasta congresos jurídicos. No obstante, el número y la cotización a través de timbres han dado fortaleza a las ayudas por enfermedad, jubilación y otras ventajas gremiales. Dicha situación es motivo de satisfacción por la pertenencia a uno de los gremios profesionales más antiguos del país.


En la democracia, uno gana; pero lo importante es la aceptación de quienes pierden. Meritorio es reconocer la voluntad expresada en votos, sin reclamos a recuentos o lamentos por carecer de medios para difundir una propuesta. Es una manifestación ética, en la noble profesión, donde se expresa la incansable busca de justicia.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.