PLUMA INVITADA

Cooperación para contener la covid-19

Rebeca Arias (PNUD)

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El coronavirus es una pandemia que ha irrumpido en la escena mundial, retando la capacidad de todas las instituciones, principiando con las del sistema de salud, las del sistema educativo, las responsables de la seguridad alimentaria y nutricional, las de seguridad y justicia, las de la economía e incluso a los gobiernos locales. Las instituciones multilaterales no son la excepción, principalmente las del sistema de las Naciones Unidas.

' Los efectos de la covid-19 nos urgen a impulsar la cooperación entre las naciones de la forma más eficiente posible.

Rebeca Arias Flores

En momentos cuando en algunas partes del mundo se habla del Día Internacional del Multilateralismo y la Diplomacia para la Paz, el cual se conmemoró ayer, 24 de abril, vale la pena recordar qué valor ha generado y puede generar el sistema de las Naciones Unidas para enfrentar la crisis de la covid-19.

Los orígenes de la ONU, que este año cumple 75 años de haber sido fundada, recuerdan momentos dolorosos para la humanidad. Precisamente porque emergió tras la devastación provocada por la Segunda Guerra Mundial. En 1945, 51 países, uno de ellos Guatemala, se comprometieron a crear un sistema que les permitiera mantener la paz y la seguridad, promover la cooperación internacional y los derechos humanos, y generar progreso social.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), como organización de la ONU, fue la que estuvo detrás de las campañas de vacunación contra la viruela (que lograron erradicarla) y la polio, y ha tenido un rol central en combatir la malaria, la tuberculosis, el VIH/sida, el SARS, el ébola y el zika, entre muchas otras enfermedades. La estrategia para reducir la tuberculosis, que empezó en 1995, ha salvado a más de 37 millones de personas.

El trabajo de la ONU para mantener la paz, crear desarrollo sostenible y responder a emergencias humanitarias es donde ahora tiene más peso. Ello se refleja en la labor de las agencias, fondos, programas y organismos especializados en los países, como parte de un “equipo de país”, que trabaja con contrapartes nacionales en apoyo a los objetivos y prioridades nacionales de desarrollo.

Justamente este sistema de la ONU ha venido reformándose en los últimos dos años, para dar mayor flexibilidad, agilidad y responder mejor a los retos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y a fenómenos emergentes y crisis, precisamente como la que enfrentamos hoy con la covid-19.

La reforma ha brindado un marco de trabajo a los equipos de país para conectar la respuesta humanitaria, que se centra en salvar vidas en el corto plazo, con el desarrollo sostenible, que se centra en mejorar las condiciones socioeconómicas a mediano plazo, y la paz, que busca prevenir conflictos y sostener la paz a largo plazo. Esto es lo que llamamos “el triple nexo humanitario-paz-desarrollo”.

La ONU ha lanzado iniciativas para movilizar recursos en apoyo a los esfuerzos de los países frente a la crisis por la covid-19. Estos incluyen el llamado para financiar el Plan Global de Respuesta a la Emergencia, centrándose en la emergencia sanitaria, y el Fondo Multisocios de las Naciones Unidas covid-19 de Respuesta y Recuperación, el cual busca apoyar especialmente a países de ingresos bajos y medios para la recuperación socioeconómica.

Los efectos de la covid-19 nos urgen a impulsar la cooperación entre las naciones de la forma más eficiente posible. Así como hace 75 años la ONU emergió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, hoy tenemos la oportunidad de darle un nuevo impulso al multilateralismo. Como Sistema de las Naciones Unidas seguiremos apoyando la respuesta nacional para reducir los impactos de la pandemia, centrando nuestros esfuerzos en las poblaciones en mayor vulnerabilidad.

 

* Coordinadora residente ONU

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