ALEPH
Dios no tiene jaula y el coco no roba niños
Estas elecciones han revivido muchos mitos y miedos. Y aunque se nombren específicamente temas como el aborto, la familia, el matrimonio gay, el comunismo, la propiedad privada o las ideologías políticas, lo que realmente subyace a todos estos miedos son las particulares ideas que se tienen de Dios, con mayúscula, o de otros dioses menores como el dinero, el poder, la propiedad, el sistema, la tradición y el orden social.
' Mejor creer que Venezuela y Nicaragua podrían ser nuestro futuro, en vez de aceptar que ya son mucho de nuestro presente.
Carolina Escobar Sarti
En una de nuestras Guatemalas, es mejor creer que pensar. Allí se cree que es mejor un narcoestado que un Estado de Bienestar; mejor una mafia criminal secuestrando al Estado, que una ciudadanía desterrando la corrupción; mejor tener un hijo ladrón, violento y narco, que uno “desviado”, aunque sea la octava maravilla del mundo; mejor tener una hija golpeada y hasta asesinada, que deshecha la familia; mejor creer que Venezuela y Nicaragua podrían ser nuestro futuro, en vez de aceptar que ya son mucho de nuestro presente; mejor creer en un dios a la carta y con precio, que en un Dios de amor.
“Al principio, el Hombre creó a Dios; y lo creó a su imagen y semejanza. Y el Hombre dio a Dios multitud de nombres, y el poder de que fuese el Señor de toda la Tierra cuando al Hombre le conviniera” (traducción), dice en la cubierta del controversial Lp Aqualung, de la banda Jethro Tull, liderada por Ian Anderson en los años 70. En el lado A, las canciones son sobre incómodos seres humanos desechables y marginales: niñas prostituidas, jóvenes abandonados por la sociedad, mendigos pedófilos y adictos, entre más; mientras que en el lado B hay canciones muy críticas con la religión, que retratan los abusos, la hipocresía y el dogmatismo de los cultos organizados. Una más controversial que las demás: My God. Una joya ese disco.
En esa Guatemala, hay miedo a pensar, a los libros, a la alternancia en el poder y a ver los sobrados ejemplos de países cuyos gobiernos se han preocupado por la gente y han producido sociedades más humanas, prósperas y libres. Hay miedo a que todas las personas vivan con dignidad.
Bertrand Russell, en su texto ¿Nos da miedo pensar?, dice que los seres humanos le “temen al pensamiento más de lo que temen a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, incluso más que la muerte. El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. (…) Es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y las costumbres cómodas; (…) es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado. Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no el privilegio de unos cuantos, tenemos que habérnoslas con el miedo. Es el miedo el que detiene al hombre, miedo de que sus creencias entrañables no vayan a resultar ilusiones, miedo de que las instituciones con las que vive no vayan a resultar dañinas, miedo de que ellos mismos no vayan a resultar menos dignos de respeto de lo que habían supuesto. ¿Va a pensar libremente el trabajador sobre la propiedad? Entonces, ¿qué será de nosotros, los ricos? ¿Van a pensar libremente los muchachos y las muchachas jóvenes sobre el sexo? Entonces, ¿qué será de la moralidad? ¿Van a pensar libremente los soldados sobre la guerra? Entonces, ¿qué será de la disciplina militar? ¡Fuera el pensamiento! ¡Volvamos a los fantasmas del prejuicio, no vayan a estar la propiedad, la moral y la guerra en peligro! Es mejor que los hombres sean estúpidos, amorfos y tiránicos, antes de que sus pensamientos sean libres. Puesto que si sus pensamientos fueran libres, seguramente no pensarían como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa. Así arguyen los enemigos del pensamiento en las profundidades inconscientes de sus almas”. Por cierto, hay una Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua) que termina el 16 de julio. Voy por libros.