CATALEJO

Discursos presidenciales, ejemplos de irrealidad

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Los informes presidenciales de cada 14 de enero, a partir de la supuesta democracia electoral de Guatemala, ahora en notoria disminución, constituyen un claro ejemplo de varias características inherentes al ejercicio del más alto cargo político. Entre ellas la negación de la realidad, explicada en la psicología como un mecanismo de defensa del yo; el efecto de las mentiras repetidas mil veces por los politiqueros situados alrededor, muchos de ellos escogidos para convertirse en constantes aduladores y seguidores de las órdenes, peticiones, preguntas de quien ejerce la presidencia con claros pensamientos de monarca tropical. Estas mentiras cada vez convencen a menos ciudadanos, pero sí logran hacerlo con quien ejerce el “derecho” de mandar y no suplicar.

Alguien me comentó hace años: “al principio no se dan cuenta de que se han vuelto el presidente, pero pronto empiezan a creerse el presidente”, actitud afianzada conforme se acerca el final. Y es cierto. Hay temor a de pronto quedarse de manera súbita fuera del alcance de esos aduladores cuando entrega la banda presidencial. Otro factor es su convencimiento de la gran importancia de toda obra construida, cuando hay; de rechazar las críticas por estar seguros de la mala intención de quienes las manifiestan, incluyendo el círculo politiquero más cercano. Se cae en desgracia pronto, por cualquier motivo, y la consecuencia es el destierro de los círculos de poder. También muy pronto comienzan las acciones y opiniones ridículas por irreales y mentirosas.

' Los discursos de los politiqueros en ejercicio de la presidencia o alguna comuna importante llevan al reino de la irrealidad.

Mario Antonio Sandoval

El discurso del sábado, cuando comentó el inicio del último año calendario y deja con hoy en 363 días los faltantes, si no hay otros planes ocultos. Son como aquel rey del cuento, quien se pasó por las calles sin ropa, creyendo tener puesta una capa inexistente, y solo se dio cuenta cuando un niño lo dijo en voz alta. Una de estas capas invisibles le permite asegurar transparencia, definida como atender peticiones de alcaldes, dar 60 conferencias de prensa y haber sido entrevistado 22 veces por esta sin decir —por supuesto— si es la independiente. Afirmó la reducción del precio de la canasta básica ¡¡¡gracias al Congreso!!!; del covid no mencionó los 122 municipios no atendidos (34% del total, uno de cada tres). Los números sobre avances en programas sociales son realmente un misterio, porque se informa poco o nada.

Sin embargo, la más increíble irrealidad se refiere al combate a la corrupción. Esta, por supuesto, es un monstruo de mil cabezas, de las cuales la más grande es el robo descarado y la adquisición de productos, como medicinas, a precios enormemente mayores a los del mercado internacional. Señalar esto es perder el tiempo porque solo basta ver los súbitos y descarados cambios de estatus económico a través de mansiones, vehículos de lujo de todos los países donde se fabrican, viajes ostentosos con todo y familia, de personajes oscuros súbitamente convertidos en dizque empresarios con contratos multimillonarios para encargarse de llevar a cabo obras para las cuales no tienen la menor idea.

Un chiste cruel fue la frase “al año de los logros”, en una enorme lona azul colocada en el Palacio Nacional. Los invitados, sobre todo los diplomáticos, pasaron un largo rato escuchando un relato de la Tierra de las Maravillas, la de Nunca Jamás, y ejercieron su derecho de aburrirse y evitar sonreír. Más bien es Xibalbá. Los tibios aplausos llegaron de los infaltables “acarreados” desde los departamentos o las áreas marginales citadinas. Debido a todo esto, y más, se divide el país entre la capital, la provincia, y en esta, entre las cabeceras y ciudades económicamente importantes, con los municipios y aldeas con atraso total. Esa es la dura realidad, causante de una mezcla de dolor y rabia.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.