CATALEJO

Doce días de lecciones sobre la nueva realidad

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Se está comprobando lo dicho varias veces: no es una época de cambio, sino un cambio de época. Apenas han pasado doce días desde las complicadas elecciones y en ese corto tiempo los guatemaltecos, sobre todo los jóvenes menores de 40 años, han despertado del letargo tradicional y por eso ha aumentado la expresión de sus opiniones. Para nadie debe ser un secreto la forma escogida: a través de las redes sociales, cuya importancia ya ha sido aceptada desde hace algunos años, pero esta vez manifestaron en su fundamental e impredecible importancia política. Los análisis sobre la realidad nacional de hoy y las predicciones al futuro inmediato, mediato o lejano también deben tomar en cuenta la principal característica de esta forma de comunicación.

' Estos acuerdos servirán de guía a la actual generación joven, mucho más informada pero sin experiencia ni malicia.

Mario Antonio Sandoval

Yo recibo opiniones, junto con miles de ciudadanos muy jóvenes, de menos de 25 años, lo cual está bien, pero tienen el problema de ser anónimas porque no se sabe su nombre. Eso se soluciona con ponerlo, no identificarse con frases o palabras, y colocar una dirección, para así permitir una comunicación de dos vías y dejar a quienes envían mensajes en esa forma identificarlos como anónimos y por tanto no confiables. El uso de la libertad de expresión implica la entereza de identificarse. He visto opiniones diversas de chapines residentes fuera, y proliferación de perspectivas de quienes tal vez ya decidieron quedarse lejos, pero aún les late el corazón por su terruño.

Todas las maniobras dilatorias fracasaron. Es de interés nacional, por tanto superior al individual cuando este es interesado, no permitir la pérdida total de la confianza popular en los resultados electorales. Esto no existía, en realidad, y había desacuerdo, pero sí acuerdo en ser un reflejo de lo ocurrido. No me olvido de la actitud irresponsable de quienes, siendo remedos de pseudopartidos, hagan todo lo posible por provocar y mantener esa duda, a causa de las fallas del TSE. Tampoco de quienes andan sugiriendo, aunque sea sutilmente, manifestaciones y salidas a las calles. No es la vía. Me molestan las acusaciones en base a fotos porque muchas veces se trata de reuniones donde han llegado invitados no necesariamente miembros integrantes de una organización de cualquier tipo.

Mientras, la ciudadanía guatemalteca observa silenciosa pero llega a sus conclusiones. El cambio de esta época incluye un aumento en la perspicacia generalizada. Los adolescentes aun no adultos tienen un conocimiento poco común, según las generaciones anteriores, las “jurásicas”, del acontecer porque reciben docenas de mensajes diarios. Nuestra generación tenía interés sólido en la ideología por la etapa histórica, pero ahora este se ha movido a temas prácticos, como la corrupción, porque al observar a diario sus devastadores efectos directos e indirectos y porque tienen una idea bastante clara, no por ello científica, claro. No estoy eliminando la posibilidad de estar equivocados, pero sin duda es parte de esa época de cambio a la cual me he referido.

Lo importante, creo, es prepararse para la reacción de estos jóvenes adultos —e incluso de los de mediana y avanzada edad— para afianzar su decisión para el voto, una de las más emocionales del ser humano. En vez de rechazarlos, se debe explicarles riesgos y realidades de otras ocasiones de nuestra historia. Las lecciones a las cuales me he referido muchas veces necesitan de interpretación, de observación. Son para todos, incluyendo o más bien empezando con quienes se encuentran entusiasmados en exceso a predecir resultados de una batalla aun no peleada realmente. Llegó la hora de buscar acuerdos y aceptar realidades en ambos bandos, así como darse cuenta de las consecuencias a veces trágicas de haber aplicado los criterios con simplismo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.