POR LA LIBERTAD
Don Ramón Parellada Balsells
El pasado domingo 9 de mayo falleció, a los 89 años, mi papá, Ramón Parellada Balsells. En casa le decíamos yayo, que es como en Cataluña se les dice a los abuelos. Mucha gente siempre le decía, desde que yo recuerdo, don Ramón.
' Detestaba el comunismo y cualquier régimen que restringiera la libertad de las personas.
Ramón Parellada Cuadrado
Él nació en 1932, en un pueblo pequeño llamado Querol. Este pueblo se sitúa a 40 kilómetros de Tarragona y cien de Barcelona, en Cataluña, España. Sufrió de niño los efectos de la guerra civil española. Nos contaba, entre otras cosas, de la quema de la iglesia del pueblo por los republicanos que tenían entre sus afiliados a grupos marxistas-leninistas. De cuando el bando nacional venía a reclutar gente y también los republicanos, y de cómo la gente tenía que esconderse, dependiendo del bando que venía a reclutarlos. Del día que mataron al alcalde y muchas otras historias.
Su familia trabajaba la tierra. Quedó huérfano de muy niño y su hermana Lourdes lo crio. La amaba como un hijo ama a su madre. Por ser el más pequeño de la familia le mandaron a estudiar a un seminario. El mayor trabajaba la tierra y mantenía a los demás. Terminó sus estudios, hizo el servicio militar en Marruecos, estudió Ciencias Comerciales y Contabilidad (hoy sería la carrera de Administración de Empresas). Juntó lo suficiente para comprarse un pasaje de ida en barco hacia Cuba, a donde emigró a buscar mejores oportunidades. Llegó a Santiago de Cuba en 1955, donde trabajó en una fábrica de calcetines. Al entrar Castro al poder la cosa se puso mal y luego de casarse, en 1960, salió de luna de miel hacia Estados Unidos. Jamás regresó a Cuba. Lo que en un inicio era una lucha contra la corrupción luego se convirtió en puro comunismo, donde la dictadura de Fidel Castro expropiaba todo y fusilaba a todo el que se le oponía. Lo único que pudo sacar fueron $200 que llevaba escondidos en el tacón del zapato.
En Estados Unidos estuvo en Dallas, Texas, vendiendo escobas, cepillos y brochas de puerta en puerta, mientras buscaba algún mejor trabajo. Consiguió un empleo en 1961, en una empresa que compraba y exportaba algodón en Guatemala. Viajó con su familia por año y medio a Brasil para probar suerte con otro proyecto. Luego regresó a la misma empresa en Guatemala, para dirigirla por muchos años. Se independizó formando su propia empresa de compra y exportación de café. Durante toda su vida arriesgó, se metió a muchos proyectos agrícolas, sembró algodón, café, arroz, caña de azúcar y otros cultivos. Tuvo buenos años y fracasos contundentes. Al final contribuyó a que tuviéramos una mejor Guatemala.
Era un emprendedor nato. Y de cada fracaso aprendía y volvía a levantarse. Siempre positivo. Nunca se rendía. La empresa de café quebró en el año 2000, debido a que los clientes a quienes se les había anticipado dinero y fertilizante no respondieron ante sus deudas. Esta quiebra le pasó factura y tuvo varios problemas de salud muy fuertes, de los que salió adelante gracias al apoyo estricto de mi mamá, quien lo cuidaba con mucho cariño.
Amaba la naturaleza. Detestaba el comunismo y cualquier régimen que restringiera la libertad de las personas. Siempre era muy positivo, siempre sonriente y sumamente generoso. La gente lo quería. Confiaba demasiado en la gente y eso le trajo problemas, pero a él no le quitaba el sueño. Era sumamente espiritual y fue feliz. Transmitió a su familia esa forma tan buena, agradable y bromista que le caracterizaba y que atraía por encanto natural a las personas. Sus bisnietas pueden dar fe de esto.
Lo recordaré toda la vida. Tuve el privilegio de tenerlo tantos años y lo amé muchísimo. Ya descansa en paz y estoy seguro de que su alma está feliz donde se encuentre en este momento. Jamás lo olvidaré.