PLUMA INVITADA

¿Dónde está nuestra juventud?

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Guatemala está sumida en la más profunda corrupción y nadie realmente confía en la mayoría de nuestras autoridades gubernamentales. La situación ha llegado al colmo que sospechamos de cualquier medida o iniciativa que el gobierno toma. Ahora nos impacta la depresión Julia provocando copiosas lluvias en la mayoría de los municipios del país y para lidiar con la emergencia, el gobierno decreta un Estado de Calamidad. Casi de inmediato se presentan las sospechas de que el Estado de Calamidad es sólo otra oportunidad para beneficiar a la corrupción.

' El problema que se avecina por tanta corrupción e ineficiencia gubernamental es que se les da motivos a los socialistas.

Carlos R. Paredes

Todos sabemos de la corrupción. También sabemos que, para eliminarla o al menos reducirla, es necesario que se renueven totalmente los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El mayor problema que enfrentamos en la renovación es que las personas que pueden decidir y lograr el cambio necesario son las misma que deseamos sacar de sus posiciones.

Por la vía de “elecciones libres” al amparo de la actual Ley Electoral, nunca lograremos el cambio necesario para sanear el país. Es una triste realidad difícil de aceptar, pero así es. Otra vía es a través de un golpe de Estado que nadie sesea. Por ello es importante que todos estudiemos la manera cómo Islandia logró reducir su corrupción. Ellos lo lograron a través de una manifestación popular que culminó en una nueva constitución escrita en colaboración con todos los ciudadanos. El factor clave para Islandia fue la gran participación de su juventud.

En cambio, nuestra juventud es cada vez más apática. No desea involucrarse en política porque la considera sucia y corrupta. Los que participan, se corrompen y son rápidamente alineados por el sistema existente. Prácticamente todas las instituciones educativas se ufanan de los valores que les inculcan a sus estudiantes, pero a la larga son valores cosméticos que los estudiantes profesan mientras estudian. Muchos de ellos los olvidan luego de su graduación. Desafortunadamente es el resultado de la pérdida del núcleo familiar, de la disciplina y del esfuerzo del trabajo por lograr las metas. La gran mayoría se deja seducir por las ganancias rápidas personales, incluso si perjudican a otros o si empobrecen al país.

Nuestro país atraviesa un período de crisis. La corrupción que pagamos todos y cada uno de nosotros se ha vuelto tan voraz que ya es insostenible. Tanto que está promoviendo crisis sociales y hambrunas. Sufrimos la falta de mantenimiento a la infraestructura vial, la falta de un programa efectivo de salud y un muy deficiente sistema educativo. Es obvio que la clase gobernante quiere mantenernos en la ignorancia y en crisis para asegurarse una mayor tajada del pastel sin importarle los resultados.

El problema que se avecina por tanta corrupción e ineficiencia gubernamental es que se les da motivos a los socialistas quienes, mediante un discurso populista, le dicen a todos lo que desean escuchar convenciéndolos de que son la solución. Lamentablemente, las experiencias de los países vecinos de Cuba, Nicaragua y Venezuela son claras indicando que el socialismo sólo funciona mientras el país tiene dinero. En el momento que el dinero se acaba, así sea el país con las mayores reservas mundiales de petróleo como Venezuela, el socialismo se derrumba y se transforma en una dictadura. Cuando sucede, ya es tarde porque se afianzan al poder por todos los medios posibles, incluyendo el fraude electoral como sucedió en Nicaragua al encarcelar a la oposición.

Nuestra salvación es una juventud sana, sin egoísmos, con el ideal de luchar por Guatemala. Esa juventud se forma, se moldea y construye desde la familia y la escolaridad. Lamentablemente, Guatemala aún no inicia a integrarla.

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