CATALEJO
El Congreso no es un templo religioso
Desde la Revolución Liberal de 1871, Guatemala es un país laico, es decir sin religión oficial, con libertad de cultos, lo cual está plasmado en la Constitución. La razón es simple: las ideas políticas y las religiosas no necesariamente coinciden y los feligreses pueden pertenecer, tener ideas políticas distintas y hasta contradictorias. Hace poco, 18 diputados —entre ellos la presidenta del Congreso, Shirley Rivera— firmaron la iniciativa de ley 5915, para pedir la libertad de religión, o sea una ley para dar un derecho ya existente en la Carta Magna. Han seguido los intentos de atrasar al país al mezclar religión con política, y al mezclar liturgias de distintas religiones. No puede caber en la cabeza.
' Es ilegal realizar ceremonias religiosas en un poder del Estado, porque Guatemala es un estado laico sin religión oficial.
Mario Antonio Sandoval
El miércoles, se realizó en el Congreso una ceremonia de grupos no-católicos, usando símbolos del judaísmo. Dos hombres, portando los antiquísimos instrumentos judíos llamados “shofar”, creados con cuernos de cabra, antílope, carnero y otros “animales puros”, los hicieron sonar varias veces. Según los no-católicos el objetivo fue “sacar a Satanás”. Al lado de cualquier interpretación religiosa, es afrenta a una institución laica como el parlamento, o al menos reprochable para todos los guatemaltecos de otras creencias. Se presentaron además dos autodenominados apóstoles estadounidenses, Moisés Fuentes, Che Ahn y Mario Brummick, así como las profetas Cindy Jacobs y Helen Cohen.
La ley guatemalteca prohíbe la participación política de personas seglares, es decir, no pertenecientes ni mucho menos dirigentes de agrupaciones religiosas, y por eso muchos funcionarios públicos electos o escogidos ejercen ilegalmente en los cargos. Si son válidas esas interpretaciones con el shifar, se deberían aceptar también los himnos católicos a la Virgen, las oraciones con aplausos de otras denominaciones, pero ambas serían inconvenientes porque llevadas al extremo separan aún más a la sociedad. Un problema político nacional de hoy es el gran número de personajes involucrados en el evangelismo, protestantismo y neopentecostalismo. Su entusiasmo de feligreses los ciega como políticos.
Una de las condiciones elementales para mantener la tranquilidad entre quienes tienen distinta religión es el respeto a las creencias de las demás. Los judíos lo merecen, sin importar su número en Guatemala. Constituye una mezcla de irrespeto y también de ignorancia porque pide la “libertad de religión”, ya existente en el texto constitucional, y pide la “creencia, culto y conciencia. Esto no es materia de leyes por ser una decisión eminentemente personal. Francamente, asusta el evidente plan de atrasar el ordenamiento jurídico del país al mezclar asuntos e instituciones políticas con temas religiosos. Por la laicidad del Estado, los diputados no oficialistas debieron salirse del hemiciclo.
Silencio episcopal
La separación Iglesia-Estado no excluye alzar la voz institucional religiosa cuando hay una campaña abierta. El ortegamurillismo arreció ya oficialmente sus ataques a la iglesia católica, por expulsar a entidades como Cáritas, cerrar dos universidades católicas, presionar para salir del país a monseñor Rolando Álvarez, quien al negarse fue encarcelado y condenado a 26 años de prisión. Todas las iglesias deberían lanzar su voz con fuerza en defensa de este valiente nicaragüense, pero en especial la católica, desde Francisco hasta las conferencias episcopales latinoamericanas e ístmicas. Por no hacerlo, parte del catolicismo se encuentra extrañado, nervioso, molesto y ofendido.
Ciertamente, en forma discreta y diplomática el Vaticano y las conferencias episcopales han tomado acciones. No constituye una intromisión política sino debe ser un reclamo severo ante esas arbitrariedades, cuyo efecto directo lo sufren los nicaragüenses de bajos recursos. La interpretación de muchos católicos es sentirse abandonados a su suerte, y esto coincide con el criterio de muchas otras divisiones de origen cristiano. Según el evangelio, quien ofende a alguien lo hace con todos. Considero un error actuar así, porque lo es. Quienes están fuera del cristianismo los consideran iguales a todos, como es explicable. La división al interpretar el mensaje de Jesús es una de las razones para todos cerrar filas.