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El Motagua grita… Educación y políticas públicas

¿Hay algo qué hacer para resolver este problema de forma definitiva?

La Alianza por la Cuenca del río Motagua se estableció en septiembre del 2023, mediante la unión de diferentes organizaciones civiles, empresarios, organismos internacionales y entidades de Gobierno que, unidos, hemos concentrado nuestros esfuerzos para lograr cambios puntuales a corto y mediano plazo, como fortalecer los mecanismos de reciclaje o incrementar los niveles de recuperación de desechos que llegan al río. Los afluentes acuíferos actualmente terminan contaminando las costas del mar Caribe. Además de destruir el segundo arrecife más importante del planeta, los desechos que desembocan representan el 2% de la basura que llega a los océanos del mundo.

La educación es la única forma que puede generar cambios permanentes.

¿Catastrófico? Por supuesto que lo es y más terrible aún es que nosotros —los guatemaltecos— somos quienes estamos destruyendo no solo los ecosistemas de la cuenca del Motagua, sino también la vida marítima y la producción del oxígeno de todo el mundo (sin ningún afán de exagerar en lo absoluto). Algunos de nuestros socios (Biósfera GT y The Ocean Cleanup) están realizando esfuerzos titánicos en la construcción de bardas para contención de la basura flotante, recuperación de los residuos para que posteriormente estos ingresen a la cadena de valor (creación de madera plástica, reciclaje de vidrio, plástico y otros). Desgraciadamente, todos los esfuerzos están enfocados en la mitigación, la cual es insuficiente y será imposible de retener toda esa basura que nosotros producimos. Principalmente porque con el próximo inicio de las lluvias estas medidas serán superadas con creces. Entonces, ¿hay algo qué hacer para resolver este problema de forma definitiva? La respuesta es una (y consta de dos elementos inseparables): el establecimiento de políticas públicas, que deben fortalecerse, y la educación.

Algunos de los más grandes retos que tienen los gobiernos es el fortalecimiento de estas políticas públicas. De la mano, es importante darle fuerza a los programas educativos existentes, desarrollando modelos en educación ambiental aplicables a cada contexto local. Esto permitirá alcanzar nuestros propósitos en común de una forma más efectiva y eficiente, cuya implementación es urgente que llegue a todos los niños y adolescentes del país.

En relación con todo el daño local e internacional que provocamos nosotros con la contaminación indiscriminada desde nuestros hogares, industrias, empresas, fincas, campos, municipios, etc., es evidente que necesitamos de una legislación enfocada con reglas claras, dirigidas hacia una convivencia mutuamente beneficiosa entre la sociedad y el ambiente, que permita el desarrollo integral de las comunidades aledañas a la cuenca del Motagua y la protección de todos los cuerpos de agua de nuestro país.

La educación es la única forma sostenible en el tiempo que puede generar cambios permanentes en la realidad de nuestros ríos, lagos y mares. Educar a la niñez y juventud en las escuelas y en casa es vital.

Es por eso que en la Alianza por la Cuenca del Motagua le apostamos todo a este tema y, juntos con el Ministerio de Educación, a través de la Dirección Departamental de Educación Guatemala Norte, y en el marco del establecimiento de líneas estratégicas para lograr una reforma educativa dentro del aula, estamos enfocando esfuerzos en dirigir y garantizar el aprendizaje de los niños hacia un modelo ambiental local, según cada contexto.

Los Aliados por la Cuenca del Motagua asumimos este compromiso desde nuestras responsabilidades laborales y familiares, porque reconocemos que este aprendizaje —individual y colectivo— es crucial para nuestra sobrevivencia como especie. Cada guatemalteco cuenta para ser parte de la solución a la contaminación.

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