ALEPH
El pacto de corruptos y su agencia de empleos
El ejercicio de la política en Guatemala ya poco tiene que ver con honorabilidad o con capacidad. Todo se ha reducido a un intercambio netamente mercantil, en el cual los patrones ponen a su gente en las instancias del Estado para que velen por sus intereses corporativos y los sirvientes se vendan mientras doblan las cervicales y se aseguran la vejez propia y la de toda su familia en un país del cuarto mundo, que carece hasta de compensadores sociales.
' Hay que cerrarle la agencia de empleos al pacto de corruptos y seguir cerrándole la vía a la corrupción.
Carolina Escobar Sarti
No digo nada nuevo cuando digo que aquí se ponen y quitan presidentes. Esta práctica se ha extendido a todo el Estado. Quizás, si hubiera más de eso que llamamos Estado, más educación, más salud, más desarrollo y bienestar para toda la población, eso no sería tan fácil. Si hubiera menos burocracia de servidumbre en Guatemala, menos ignorancia, menos mediocridad y menos voracidad, el pacto de corruptos no tendría la agencia de empleos que tiene. Si el sistema económico imperante se hubiera topado con un Estado más fuerte, las mafias la tendrían más difícil. Pero los hubiera son mundos perdidos que no existen.
La agencia de empleos del pacto de corruptos se la pasa reclutando gente a la medida de sus intereses, hasta llegar a convertirse en la más grande del país. Ya no podemos hablar del elefante blanco del Estado y marcar con férrea definición la línea entre el poder público y el poder privado, porque en un Estado secuestrado por las mafias, como el guatemalteco, estas capturan a las instituciones públicas como sedes de sus negocios privados. Esto nos ha llevado al engaño mayor: creer que vivimos en una democracia, cuando todo habla de una dictadura corporativa sostenida a fuerza de corrupción.
Ante la próxima contienda electoral vemos cómo los grupos de poder mafioso han colocado ya a su gente en los tres organismos de Estado, en la Corte de Constitucionalidad, en el Tribunal Supremo Electoral, en el Ministerio Público y cada vez los tentáculos abarcan más instancias estatales. Vemos también cómo pagan a perros bravos que operan públicamente por ellos (porque su educación no les permite ensuciarse las manos) o a netcenteros que intervienen y ensucian las redes sociales a pedido de sus jefes; vemos cómo la televisión abierta y las radios asociadas se han unido al pacto de corrupción; o cómo criminalizan a defensores de DDHH y a jueces, fiscales y abogadas/os independientes. Y todos los serviles peones, desde los más altos puestos hasta los que archivan documentos, reciben puntualmente su instrucción, su salario o la promesa de volverse intocables.
No podemos seguir agachando la cabeza aunque ellos tengan el poder económico, militar, judicial y político. Hay que cerrarle la agencia de empleos al pacto de corruptos y habrá que seguir, paso a paso, cerrándole la vía a la corrupción. Tarea de al menos una década, pero hay que continuar lo que iniciamos en los últimos diez años. La historia no se escribe de manera lineal, sino que da saltos hacia atrás y adelante, en un continuum que no se detiene. Ya sabemos que construir el músculo ciudadano en un país sometido por décadas al silencio y la ignorancia toma tiempo.
La chispa ciudadana de la indignación se sigue encendiendo y extendiendo, porque las acciones de los mismos corruptos se aseguran de que así sea. Por cierto, recomiendo leer la historia de cómo el gobierno actual, ante el fracaso de su plan de vacunación y la corrupción en la compra de las vacunas Sputnik-V, construyó una narrativa paralela engañosa y mentirosa, que además buscaba desinformar a la ciudadanía (https://cicloscap.com/la-receta-de-giammattei/). Esto cierra, de manera lamentable, con una ley de vacunación vetada por Giammattei y un millón de vacunas tiradas a la basura. Con ejemplos como este queda claro que esa agencia de empleos funciona muy bien, pero para muy pocos y muy corruptos.