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El reloj del Apocalipsis muy cerca ya de medianoche
El reloj del juicio final o del fin del mundo (que marca simbólicamente el tiempo que queda antes del apocalipsis) es el emblema indiscutible de la probabilidad de que ocurra una catástrofe global provocada por el hombre. Ha permanecido sin cambios desde el 2021 (cuando solo faltaban 100 segundos para medianoche). Si en un principio este reloj se refería fundamentalmente al holocausto nuclear —no fue casualidad que el grupo naciera de científicos involucrados en el Proyecto Manhattan, el programa de investigación sobre bombas atómicas durante la II Guerra Mundial—, hoy el Apocalipsis también puede desencadenarse por otros eventos potencialmente catastróficos.
Para influir hoy en día en las manecillas del reloj simbólico, por lo tanto ahora, no solo se incluyen las catástrofes nucleares, tensiones geopolíticas, las guerras civiles y alzamientos sociales, sino también el cambio climático, la inflación disparada, desinformación desenfrenada y avances en tecnologías que pueden resultar contraproducentes, como la inteligencia artificial rebelde, además de los nuevos virus que andan circulando por todo el mundo.
Con el trascurrir de los años, este reloj se ha convertido en un indicador universalmente reconocido de la vulnerabilidad del mundo ante cualquier riesgo contra la humanidad. La decisión de ir cambiando las agujas se hace basándose en consultas a los miembros del Boletín de los Científicos Atómicos (BAS), que incluye a 13 científicos ganadores del Premio Nobel.
Cada año, estos investigadores revelan si hay que modificar las agujas del reloj, y esta vez, por toda la coyuntura mundial, han asegurado que se está agotando el tiempo disponible para nosotros en el planeta, y estamos condenados a un final inexorable.
' Es, en esencia, una metáfora, un recordatorio de los peligros que enfrentamos y podrían llevarnos al fin del mundo.
Brenda Sanchinelli
Esta iniciativa fue fundada en 1945 por Albert Einstein y otros científicos de la Universidad de Chicago. El Boletín de los Científicos Atómicos creó el reloj del juicio final dos años después, utilizando imágenes del Apocalipsis (medianoche) y el lenguaje contemporáneo de una explosión nuclear de cuenta regresiva cero, para transmitir y crear conciencia sobre la amenaza para la humanidad y el planeta por el uso de las armas atómicas.
La configuración original del reloj en 1947 era de siete minutos para la medianoche. A partir de entonces se ha movido de un lado a otro 24 veces. Pero, desde 1953 no habíamos estado tan cerca de una catástrofe global como cuando llegó a dos minutos antes de la hora límite, tras unas pruebas de armas termonucleares realizadas por EE. UU. y la Unión Soviética. Sin embargo, lo más cerca que ha llegado se estableció en enero de 2020, luego del covid-19, a tan solo 1 minuto y 40 segundos.
La mortal y aterradora pandemia de covid-19 sirvió como una histórica llamada de atención, una vívida ilustración, de que los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales no están preparados para manejar las amenazas latentes que acechan hoy en día a la población mundial.
Pero ahora, más que nunca, luego de la invasión a Ucrania, el mundo está al límite por el riesgo nuclear, de hecho se considera casi inevitable el uso de estas armas. Por lo que, en este 2023, cuando se ajusten nuevamente las manecillas del reloj, la perspectiva de que el fin del mundo puede estar aún más cerca de la medianoche será cada vez más real.
En este contexto que ya está en marcha existe una gran incertidumbre en el mundo, el planeta recientemente superó el umbral de los 8.000 millones de habitantes, cifra que plantea complejos vínculos entre el desarrollo, la pobreza y el cambio climático, y que implica menos igualdad de acceso a las oportunidades para todos.