MIRAMUNDO

El silencio del topo

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Para construir un futuro y tener esperanza en el desarrollo debemos conocer nuestro pasado. Es imposible tirar ríos de tinta si desconocemos nuestra historia, sobre todo la reciente, siempre lo dijo nuestro máximo constitucionalista, Jorge Mario García Laguardia: no se puede enseñar Derecho Constitucional sin repasos históricos.

' Elías Barahona era relacionista público, pero también agente infiltrado del Ejército Guerrillero de los Pobres.

Alejandro Balsells Conde

Para entender la Guatemala de 2022 debemos saber que no hace mucho, un abogado y Notario, colegiado 914, Donaldo Álvarez Ruiz fungió como ministro de Gobernación de los presidentes Kjell Eugenio Laugerud García y Fernando Romeo Lucas García, este último sin duda uno de los más sanguinarios de América Latina, al mismo tiempo fungía como secretario general del Partido Institucional Democrático (PID), la organización política fundada por el autoritarismo militar.

Donaldo Álvarez Ruiz fue junto con Rafael Castillo Valdez, canciller del régimen luquista, sin duda de los civiles más comprometidos con la violencia institucionalizada y las dinámicas represivas, Guatemala es el país de América Latina con mayores índices de violencia selectiva urbana, es decir, se asesinó, desapareció y persiguió a muchísimas personas por considerarlas “enemigas” en centros urbanos, y en el campo se tomaron acciones de tierra arrasada, lo cual significa el asesinato de campesinos sin importar género y edad, destrucción de plantaciones y poblados, de manera literal borrar aldeas del mapa.

Elías Barahona fue periodista, trabajó en diario La Hora y en El Imparcial, los dos vespertinos más importantes, y también fue relacionista de prensa del Ministerio de Gobernación en tiempo de Donaldo Álvarez Ruiz, convirtiéndose en un hombre de confianza.

Se conoce el carácter cínico de Donaldo Álvarez Ruiz, siempre con una sonrisa en la boca y amable con los reporteros, sin importarle si diez minutos antes había dado órdenes de matar o desaparecer a quien fuera. La vida de Elías Barahona se recoge en el documental El silencio del topo, dirigido por Anaís Taracena, en este esfuerzo se recogen imágenes y testimonios históricos en torno a lo acontecido en el Ministerio de Gobernación de 1976 a 1980.

Elías Barahona fue el único testigo presencial de lo acontecido en el Ministerio de Gobernación el 31 de enero de 1980, día en que fuerzas del Estado irrumpieron en la Embajada de España, fue enfático el testigo al afirmar como Lucas García ordenó al general Chupina, director de la Policía, tomar el inmueble como fuere.

Elías Barahona era relacionista público, pero también agente infiltrado del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), en tal calidad brindaba información a militantes y no militantes de las órdenes vertidas por sus jefes, de hecho, advirtió a su gran amigo Maco Cacao de los planes para asesinarle, pero el tiempo no fue suficiente y al día siguiente era cobardemente atacado.

El documental se proyecta en Guatemala y, si fuéramos un poco más civilizados, estaría siendo vista de manera mucho más amplia y comentada por quienes no queremos repetir el oprobio, resalta la importancia de conocer como todos los cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad eran parte del gobierno y eran la forma en como el terror y el miedo se esparcía en una sociedad incapacitada para construir espacios democráticos, la república y la institucionalidad solo existían en la formalidad.

Muchas familias le deben mucho a don Elías Barahona y Barahona, sobre todo ahora cuando se pretende recoger por algunos tesis revisionistas y absurdas de la historia para normalizar acciones de genocidio, el terrorismo de Estado, el exilio y la intriga.

Es nuestro derecho conocer la verdad sobre las violaciones a los Derechos Humanos durante el enfrentamiento armado, ello contribuye a la conciliación nacional y sobre todo a la democratización del país, tal como se dijo en el último de los Acuerdos de Paz.

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