Urbanismo y sociedad

El urbanismo y Cristo

En el Medioevo se dan esas ciudades cristianas, las feudales.

Cuando celebramos otra fecha más del nacimiento de Cristo, merecemos hacer una pausa en los problemas urbanos y recordar que el cristianismo ha jugado un papel importante en la estructuración de las ciudades. Cristo nace en medio de una serie de luchas de fuerzas políticas, religiosas y económicas que se dieron a través de más de cuatro mil a tres mil años antes y que dieron vida a las ciudades.

El cristianismo ha jugado un papel importante en la estructuración de ciudades.

Desde la época del matriarcado, cuando el hombre salía a cazar y la mujer cuidaba del hogar, hasta la época de la Revolución Agrícola, cuando se domesticaron las semillas y los animales, hasta la Revolución Neolítica cuando se descubrieron los diferentes metales. Sería entonces con los metales cuando se elaboraban los elementos de trabajo, como los objetos, creando los oficios que darían forma a la producción.

Se establecieron entonces las primeras relaciones de intercambios, base de la economía urbana y germen de las ciudades, así como las armas para las fuerzas de protección para los ejércitos, institución importante en la historia urbana.

Las primeras agrupaciones físicas o aldeas se dieron alrededor de pozos de agua y de ríos, infraestructura básica urbana. Las formas urbanas se darían con carácter religioso alrededor de oratorios o con orientación hacia objetos divinos, que podrían ser la luna, el sol u otro hecho importante en la historia de las ciudades, como para las mayas y las cristianas. También se establecerían las relaciones de poder y el divorcio entre ciudad y campo, que daría como efecto las segregaciones y la construcción de ciudades amuralladas.

Las fuerzas de producción van a desarrollar los regímenes esclavistas, que son los que existían cuando Cristo nace. La cultura griega esclavista, predecesora de otra igual la romana, establecería las bases del urbanismo formal con la Acrópolis y el Ágora de las asambleas y los dioses; como Atenas, conformada por una serie de edificios amontonados sin orden, pero diseñados en base a una Regla de Oro, la de la belleza clásica. Siendo el Ágora un elemento urbano importante que posteriormente se convertiría en el Foro Romano y en la Plaza Cristiana Medieval o la de San Pedro en Roma.

En el Medioevo se dan esas ciudades cristianas, las feudales. Eran amuralladas en forma de “plato roto” y plaza con castillo y catedral adentro. Sin embargo, nuestras ciudades cristianas son las barrocas coloniales, que se formarían alrededor de una plaza y retícula romana, según las ordenanzas de Felipe II: “La Plaza Mayor, de donde salen cuatro calles principales, trazadas a cordel y regla de norte a sur y de este a oeste. Para el templo la iglesia mayor, parroquias y monasterios se señalan los solares después de la plaza y que sean de isla entera para la comunidad y el ornato”: la Antigua Guatemala.

La Antigua Guatemala constituye un conjunto monumental de inmenso valor para el patrimonio nacional. Por lo que indudablemente cabe a Guatemala una gran responsabilidad su preservación por lo que implica para la opinión exterior y para las generaciones actuales que deben participar en este proceso que, a no dudarlo, deberán de ser muy celosas en la protección de la ciudad de la Antigua Guatemala.

ESCRITO POR:
Alfonso Yurrita Cuesta
Arquitecto con estudios de urbanismo en Land Reform Training Institute, Taiwán / Lincoln Institute of Land Policy, Inc., EE. UU. Director de la Unidad Planificación Urbana Municipalidad de Guatemala. Desarrolló el Plan Regulador de Antigua Guatemala.