En noviembre del 2020 se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos de América. El 18 de junio se inició la campaña de reelección del presidente Donald Trump, a 2 años y 5 meses de ejercer el cargo. El empresario de Nueva York, ahora presidente de la nación más poderosa del mundo, fue electo después de una campaña muy bien elaborada basada en prometer lo que los grupos focales le decían que el elector quería. El tema de la inmigración ilegal era un tema y por eso ofreció seguir con la construcción de un muro en la frontera entre México y Estados Unidos para evitar el ingreso ilegal de migrantes.

Trump ha tenido cuesta arriba conseguir la aprobación de los fondos por el Congreso, tanto cuando eran mayoría republicana como desde enero, que son minoría. La economía ha mejorado muchísimo bajo su mandato y el desempleo se ha reducido a un mínimo histórico. Pero la inmigración ilegal ha aumentado en los 29 meses de su gestión.

La mayor parte de migrantes ilegales llega del Triángulo Norte de Centroamérica. Es común escuchar en Washington que de Guatemala llegan por falta de oportunidades y que de El Salvador y de Honduras llegan por la violencia. También llegan de México, otros países centro y sudamericanos, y hasta de otros continentes que llegan al continente americano por Brasil y Colombia.

En Guatemala hay visitas de manera frecuente de altas autoridades del gobierno de Trump, principalmente del Departamento de Seguridad Nacional y sus agencias específicas. Sin duda alguna, tanto el tema migratorio como el tema narcotráfico marcan la agenda de ese Gobierno con Guatemala.
México es clave en todo esto. Trump y Pence necesitan de la colaboración del gobierno de López Obrador. Recientemente les informaron que de no colaborar en el control migratorio crearían impuestos de importación a los productos mexicanos que ingresan a Estados Unidos. México anunció el envío de más de seis mil miembros de sus fuerzas de seguridad a cuidar la frontera de México y Guatemala.

Guatemala tiene la misma presión. La última semana se supo en medios que detuvieron en territorio guatemalteco a ciudadanos de países vecinos, y de otros, que habían ingresado de manera ilegal. La autoridad migratoria informó que habían sido deportados.

Visualizo un elemento económico importante: la economía mexicana en decadencia por los mensajes y acciones populistas del presidente López Obrador, que a tan solo siete meses de estar en el cargo le hicieron una manifestación masiva el 30 de junio. López Obrador manda mensajes de desconfianza a la inversión y asusta con el gasto público desmedido. Eso no ayuda a lo que quiere el gobierno de Trump en materia migratoria. Hay que observar mucho a México.

Guatemala está en un momento político difícil por el descontento del actuar del TSE en las elecciones del 16 de junio. Perdieron la confianza de muchos por errores muy serios que no han podido ventilar en la opinión pública de manera acertada.

El TSE convocó a la segunda vuelta de elecciones presidenciales. El binomio que pueda trasladar al votante mensajes de confianza de lo que será su gestión deberá ser el electo. Los temas más importantes que trasladan confianza son: 1) No al socialismo y el populismo 2) Fortalecimiento del sistema republicano, de la democracia, del estado de Derecho, y de la seguridad física y jurídica. 3) Clima apropiado para la inversión para crear oportunidades de trabajo y frenar la emigración. 4) Transparencia de la gestión con la herramienta para fiscalizarles. 5) Gestión en desnutrición crónica, en sistema de salud y de educación y la infraestructura de manera eficiente y transparente. 6) Programas sociales no clientelares.