POR LA LIBERTAD
Eta y la solidaridad humana
El huracán Eta pasó causando muerte y destruyendo e inundando miles de hectáreas de cultivos, casas, poblados enteros, carreteras y puentes en Centroamérica. Los más afectados fueron Nicaragua, por donde entró; Honduras y Guatemala, aunque en Costa Rica también cobró un par de vidas. Me hizo recordar al huracán Mitch, que en estos mismos días de noviembre, pero en 1998, provocó enormes daños en Guatemala, Honduras y en El Salvador.
' Mis respetos a todas esas personas que ayudan, que están ahí, que suman y que entregan sus vidas en esa labor de rescate.
Ramón Parellada Cuadrado
En este momento todavía hay lugares totalmente inundados. Si bien ya comenzó a bajar el nivel de las inundaciones, todavía falta, y donde ya disminuyó, una gruesa capa de lodo y sedimentos impide el paso por las carreteras de terracería. Las pérdidas materiales son inmensas. Plantaciones enteras de banano, granos y otros cultivos se han perdido. Gran parte del ganado en la zona se ahogó. Lo más lamentable y triste es la gente que perdió sus vidas. Por más daño material que tengamos, con el tiempo se recupera, pero una sola vida humana jamás podrá reemplazarse. Solo en Cobán hablan de más de cien muertos soterrados por un deslave en la aldea Quejá, en el municipio norteño de San Cristóbal Verapaz. Aparte los desaparecidos, que también son muchos.
De inmediato, como siempre ocurre en este tipo de desastres naturales, la solidaridad del guatemalteco no se hizo esperar. Dado que no se podía acceder por tierra a muchos lugares afectados, quienes tenían avionetas y helicópteros los han destinado a movilizar ayuda y a rescatar gente en los lugares más afectados. El resto de las personas, en lo privado, están donando víveres, productos de limpieza, ropa y medicinas para apoyar a estas pobres personas.
Debo reconocer que también en estos momentos difíciles el ejército de Guatemala hace una increíble labor. Los soldados van como pueden metiéndose en aquellos lugares donde otros no llegan. Con el agua y el lodo hasta el cuello, he visto videos y fotos de soldados arriesgando sus vidas para rescatar a personas aisladas por las inundaciones. También estos soldados necesitan apoyo. Ropa seca, calcetines, productos de limpieza y medicinas. Me dio tristeza y rabia saber que de los cuatro helicópteros que tenía Guatemala, solo uno funcionaba. Por algún motivo, el Congreso, si no recuerdo mal, no autorizó la compra de repuestos para estos. La política y la ideología siempre con sus vericuetos. Ahora que se necesitaban con urgencia, no se pueden usar. Menos mal que la solidaridad de las personas que son dueñas de sus helicópteros siempre aparece en momentos críticos. Y también la de otros países como Estados Unidos, que está apoyando, rescatando gente con sus helicópteros.
No ha faltado ver críticas de los resentidos de siempre. Pero creo que no hay que hacer caso a estas críticas. Hay que ignorarlas. Lo cierto es que el empresario guatemalteco siempre ha sido solidario y ha apoyado con lo que tiene y puede a los que más lo necesitan. Durante las restricciones debido a la pandemia del covid, las ayudas del sector privado fluyeron inmediatamente, equipando los hospitales y dando materiales de protección a los médicos. Las pruebas de covid fueron traídas primeramente por la iniciativa privada, al igual que respiradores y otros equipos. No digamos productos desinfectantes y muchas otras cosas más.
Mis respetos a todas esas personas que ayudan, que están ahí, que suman y que entregan sus vidas en esa labor de rescate. Mis condolencias a los que murieron en esa tarea, héroes anónimos que engrandecen este país, por el cual vale la pena trabajar y vivir. Saldremos adelante como lo hemos hecho antes. ¡Ánimo Guatemala!