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Ganó el repudio al sistema

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Contrario a todas las predicciones, se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales dos candidatos de tendencia socialdemócrata, luego de una primera ronda marcada por una alta abstención, señal indiscutible del alcance de la desconfianza de los votantes. Sin duda, el ganador del domingo fue el descontento popular, marcado por la insatisfacción del pueblo, ante las últimas denuncias de corrupción en el Estado y los casos de fraude electoral.

' El pueblo debe estar vigilante estos 50 días, de cada palabra, acción y alianza de los dos candidatos.

Brenda Sanchinelli

Poco más del 40% de los 9.4 millones de votantes registrados se abstuvieron de ir a votar (hace cuatro años 37.84%). El 17.4% de los votantes deslizó una boleta nula en las urnas, (contra el 4.1% en las elecciones anteriores), mientras que casi el 7% votó en blanco. Aunque cada candidato hizo sus propias encuestas y se ubicaban en primer lugar según su conveniencia, el voto nulo fue la primera opción de los votantes, arrasando con el primer lugar.

Luego, Sandra Torres la candidata más votada, logrando un 15.78%. Sin embargo, la sorpresa de estas elecciones la dio Bernardo Arévalo, que obtuvo el 11.80%. Aunque las fallidas encuestas lo ubicaban en un octavo lugar. Lo que demostró la existencia de una mayoría silenciosa y reservada, que no fue percibida por ningún sondeo.

Por un lado, estos resultados confirman el voto duro a favor de Sandra Torres y la UNE, que le permitirá participar en el balotaje una vez más. Pero también se ratificó en sus dos participaciones anteriores, que genera un antivoto muy sólido. Arévalo en cambio es el resultado del hartazgo del sistema y del político desgastado y tradicional.

Ahora empiezan las verdaderas elecciones presidenciales, entre los dos favoritos. De cualquier forma, gane quien gane en todo caso, el país tendrá su primer líder de izquierda en más de una década. Y esto asusta a muchos. Porque ahora Sandra pasa de ser la mala de la historia, a la menos peor, según algunos.

La primera mitad del camino recorrido dejó muchas lecciones, pero la más importante es: “el pueblo de Guatemala no es estúpido”. Ya no quiere más de lo mismo, necesita un presidente capaz de enfrentar los retos de la trasformación mundial que se está viviendo. Arreglar todo el desorden existente en el sistema gubernamental, y lo más importante aceitar los engranajes del sistema de justicia, que están oxidados e inservibles. Los dos candidatos deben ser capaces de presentar con seriedad y compromiso, sus planes de gobierno, para que el ciudadano pueda elegir el camino que debe tomar el país.

Ya no más chabacanadas, ni espectáculos baratos. Exigimos una campaña de altura, de propuestas reales y medibles. Necesitamos políticas de Estado y no caprichos del gobernante de turno.

Hagamos de la elección presidencial, una decisión democrática que demande del pueblo de Guatemala participar activamente, con una amplia visión reflexiva. Exijamos que el futuro presidente, sea respetuoso de la ley, inteligente, transparente, responsable, con capacidad para dirigir eficientemente la ejecución de las tareas de gobierno, y no otro politiquero más que venga a servirse de Guatemala.

Seguramente vendrán campañas negras y de desprestigio para ambos candidatos. También se acercarán otros partidos a querer hacer alianzas y pactos. Unos para tratar de conservar el sistema corrupto actual, y otros en cambio para rescatar y construir un modelo distinto de nación. Reza un antiguo refrán: “no se puede servir a Dios y al Diablo al mismo tiempo”. Entonces, por sus alianzas, el pueblo podrá conocer las verdaderas intenciones de cada quien. La ciudadanía debe estar vigilante durante estos 50 días, de cada palabra, acción y alianza de los dos candidatos, porque lo que está en juego es el futuro de nuestro país.

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