FUERA DE LA CAJA
Gestión de interferencias en la comunicación
La interferencia es una realidad cotidiana en la comunicación de hoy.
Imaginemos la siguiente situación: usted quiere establecer un contacto, conversar con alguien y trasladar un mensaje corporativo. Nada más sencillo que tomar el teléfono, saludar a la persona y hablar. Sin embargo, solo esa estampa presenta el desafío de llevar la intención a la práctica sorteando interferencias reales o percibidas del emisor y receptor, e incluso de terceros.
¿Cómo resolver este laberinto de obstáculos para lograr que la comunicación que se planifica sea la que efectivamente se ejecute?
El principio básico es recordar que en comunicación la línea recta no es necesariamente el recorrido más efectivo entre dos puntos, porque es importante tomar en cuenta el momento y las circunstancias de los interlocutores.
Un segundo principio es recordar la diferencia entre emitir un mensaje (por parte del emisor) y comprender adecuadamente el mensaje con su intención y contenido (por parte del receptor).
Los síntomas y signos de un mensaje fallido están a la vista de cualquiera que los quiera ver, basta estar atento. Una adecuada retroalimentación será siempre la mejor comprobación del mensaje emitido.
' ¿Cómo resolver este laberinto de interferencias para que la comunicación que uno planifique sea la que realmente se lleve a cabo?
Klara Campos
Uno de los errores más comunes es pensar que la comunicación se da cuando se comienza a emitir el mensaje, cuando lo correcto es saber que el receptor va a estar influido por toda la comunicación emitida previa a ese momento. Como lo indica el psicólogo y filósofo Paul Watzlawick en el libro Teoría de la Comunicación Humana, no se puede no comunicar: todo
traslada un significado —verbos, gestos, colores, sonidos, incluyendo el silencio—. Es difícil que un receptor comprenda la preocupación de su interlocutor, si previamente los signos de apatía, distancia o indiferencia –incluyendo la “no comunicación”- fueron más elocuentes. De ahí que la interferencia pueda encontrarse en la mente del receptor, en este caso, discretamente sorprendido.
Las complicaciones en el proceso de comunicación pueden ser variadas, pero por lo general las “interferencias” son resultado de la no comunicación constante, de la imprecisión del mensaje, del uso del canal idóneo, del desconocimiento del interlocutor-receptor y/o de la ausencia de un objetivo, en términos de cognición, afectividad y/o conductual. Cometer errores y descuidar estos aspectos estratégicos suelen generar un alto desgaste en cuanto a percepciones y relaciones y provocar después inconvenientes mayores, particularmente con públicos clave –o stakeholders– determinantes.
Una vez comprendidos los elementos de comunicación que forman parte de un complejo mundo que cobra caros los errores —pero que también premia los aciertos— se abre un enorme espectro de oportunidades para potenciar de mejor manera los mensajes que queremos trasladar al interlocutor individual o colectivo.
Para comunicar con menos interferencias en situaciones críticas o procesos complejos de negociación, lo aconsejable es mantener un canal abierto desde antes. Las aclaraciones o reiteraciones posteriores suelen ser parte de una comunicación no cultivada con anterioridad.
Las interferencias en la comunicación suelen ser ajenas a la voluntad del emisor, pero en buena medida pueden prevenirse y mitigarse de tal manera que el compartir ideas sea una experiencia agradable y de valor para todos los involucrados.