ALEPH

Guatemala 2042 es hoy

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Lo que sucede hoy en Guatemala, definirá el país que tendremos en 20 años. Hoy estamos dibujando el futuro de la siguiente generación. Hoy, cuando uno de cada dos niños y niñas menores de 5 años padecen desnutrición crónica en el país. Hoy, cuando las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes aprenden la vida en una sociedad regida por la corrupción, el encierro, la doble moral, la incertidumbre, el engaño, la pobreza y la violencia. Hoy es 2042.

' Las niñas, los niños y los adolescentes ven, escuchan, graban, aprehenden, imitan.

Carolina Escobar Sarti

Hoy, cuando hace falta recordar que el promedio de asistencia a la escuela en niñas, niños y adolescentes era de 6 años antes de la pandemia, número que ha crecido luego de desperdiciar otra gran oportunidad desde el “ministerio de educación” (entre comillas y minúsculas), al haber sido incapaz de reimaginar e iniciar una reforma profunda del sistema educativo mientras las escuelas estuvieron cerradas. Hoy, cuando la mitad de los que abandonan la escuela lo hacen por falta de dinero y porque deben trabajar.

Hoy, cuando la educación ha dejado de ser pública en niveles como el de diversificado, ya que el 80% de los de institutos de ese nivel son privados. Hoy, cuando ni siquiera lo privado garantiza la calidad de la educación y vuelve a tirar al suelo la imposible meritocracia en Guatemala, ya que solo 4 de cada 10 graduandos de esos institutos aprueban evaluaciones de lenguaje y 2 de cada 10 de matemáticas. (https://www.plazapublica.com.gt/content/educacion-en-2021-sin-internet-ni-mejores-planes-habra-mas-desigualdad). Este tipo de educación está dividiendo aún más a esta sociedad de castas y está escribiendo el futuro.

Nada de esto es determinismo ni fatalismo, es simple matemática. A menos que suceda un milagro, podemos dibujar con cierta precisión la Guatemala de 2042. El sistema de salud guatemalteco que, según el BID, tenía un rezago de 40 años antes de la pandemia, quedó completamente desnudo cuando el covid llegó a Guatemala y sigue desnudando sus falencias en temas de seguridad alimentaria, desnutrición, salud mental, cobertura de servicios de salud en todo el país, vacunación, entre muchos más.

Las niñas, los niños y los adolescentes ven, escuchan, graban, aprehenden, imitan, y algunos cuestionan. Ojalá más lo hicieran en este mundo tecnificado. Y mientras, ven que el Motagua sigue llevando correntadas de basura guatemalteca a Honduras, que la minería a cielo abierto sigue destruyendo lo poco de verde que nos queda, y que en Guatemala el país y la justicia se venden, la verdad se silencia y la resistencia se mata. Quizás estamos viviendo un siglo atrás de Europa y medio siglo atrás de los grandes de América y no lo sabemos. Quizás no hemos respetado ni reconocido nuestro propio ritmo y nuestras propias etapas.

El hecho es que estamos a las puertas de las siguientes elecciones y mucha gente sigue creyendo que el voto será el indispensable motor de cambio para alcanzar la Guatemala que sueñan. No realizan que vivimos en un Estado capturado, que habitamos los harapos de la democracia, y que esto no tiene otro nombre que narcocleptocracia o dictadura pactada. El voto es solo un mecanismo que funciona si el sistema democrático funciona. “Es que si no votamos, después no nos quejemos porque no tendremos derecho a opinar.” Otra mentira gigante que nos hemos creído y le hemos enseñado a las nuevas generaciones.

Alguna vez escuché que un padre y una madre tienen a su hijo 20 años antes de traerlo al mundo. Si han comido bien, si han accedido a la educación, si han entendido bien sus responsabilidades y sus derechos, si tienen conciencia del mundo que habitan, sabemos qué tipo de madres y padres serán. Si poco cambia de la realidad actual en Guatemala, ya vamos viendo la película del 2042.

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