Desde Ginebra

Hacia dónde va el comercio multilateral

El comercio multilateral, establecido con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio.

El comercio multilateral, establecido con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1947 y fortalecido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995, enfrenta una crisis profunda. Diseñado para fomentar la liberalización y la cooperación entre naciones, este sistema se ve amenazado por tensiones geopolíticas, desigualdades estructurales y crisis globales. La incertidumbre actual nos lleva a cuestionar no solo su rumbo, sino su capacidad de sobrevivir en un mundo donde el unilateralismo y la fragmentación económica predominan, dejando a países en desarrollo en una posición vulnerable.

El comercio multilateral no es un lujo, sino una necesidad para nuestra supervivencia económica.

Un desafío clave es el resurgimiento del proteccionismo, que debilita los principios del multilateralismo. Según la OMC, desde 2018 las medidas restrictivas al comercio han crecido un 27%. Estas tensiones han paralizado el Órgano de Solución de Diferencias de la OMC al bloquear la designación de jueces, afectando la resolución de conflictos comerciales. Para Guatemala, cuya economía depende en más del 40% de exportaciones agrícolas como café, azúcar y textiles, según el Banco de Guatemala, esto es especialmente dañino. Sin un arbitraje efectivo, el país queda expuesto a barreras arancelarias y prácticas desleales, sin medios adecuados para defender sus intereses globalmente.

A esto se suma la incertidumbre económica mundial, agravada por la pandemia de covid-19, que redujo el comercio global en un 5.3% en 2020, según la Unctad. Aunque hubo una recuperación parcial, la inflación, conflictos armados y la volatilidad energética han elevado los costos para los países en desarrollo. En Guatemala, pequeños productores agrícolas sufren el alza de precios de insumos sin acceso a subsidios como los de naciones industrializadas. La OMC debería abordar estas asimetrías mediante acuerdos como el de Agricultura, pero las negociaciones están estancadas desde hace décadas, evidenciando la falta de compromiso de los miembros influyentes para equilibrar el sistema.

Otro reto es la adaptación del comercio multilateral a una economía digital y sostenible. Aunque la OMC impulsa iniciativas sobre comercio electrónico y sostenibilidad, los avances son limitados y desiguales. El Banco Mundial indica que el 70% de los países en desarrollo, incluido Guatemala, carecen de infraestructura para el comercio digital. Aquí, menos del 30% de las pequeñas empresas tienen presencia online, según la Cámara de Comercio, limitando su capacidad exportadora. Además, las políticas de “comercio verde” imponen estándares ambientales que muchos productores no pueden cumplir por falta de recursos, arriesgándose a la exclusión por normativas del Norte global.

El comercio multilateral enfrenta dos futuros posibles. Uno es la fragmentación, con acuerdos bilaterales y regionales sustituyendo el sistema multilateral, favoreciendo a las potencias y relegando a países como Guatemala a la dependencia. El otro es un multilateralismo renovado e inclusivo, adaptado a los desafíos actuales, que exigiría reformas como reactivar el Órgano de Solución de Diferencias y promover la transferencia tecnológica.

Para Guatemala, la pasividad no es una opción viable. Es imperativo forjar alianzas con otros países latinoamericanos dentro de la OMC y abogar por reglas que corrijan las desigualdades históricas del sistema comercial.

ESCRITO POR:

Eduardo Sperisen Yurt

Embajador. Representante permanente de Guatemala ante la OMC. Fue primer presidente y fundador de la Gremial de Exportadores de Productos No Tradicionales y presidente del Grupo de Negociación multilateral del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC.