La energía puede resumirse como un medio utilizado por el ser humano para alcanzar ciertas metas.

Desde la energía natural, necesaria para poder abrir los ojos, hasta la actitud necesaria para desplazarse hacia algún punto del espacio, donde la persona se desenvuelve en sus actividades diarias.

En cuando a actividades, estas no son más que el producto de las necesidades que desarrolla el ser humano en su evolución como tal.

Es decir, lo que lo lleva a definir los requerimientos necesarios en la construcción de su medioambiente físico y artificial, como lo es la Arquitectura, y con esta el espacio estructurado regional y urbano.
Es así como en este proceso urbano arquitectónico se produce una trama interaccionada en la cual cada hombre necesita energía para llegar a la creación de su marco de acción.

Concretando: los aspectos urbanos a través de la historia se resumen en ciudad estática y ciudad dinámica.

La primera representa el producto de la civilización agrícola; es decir, la no especializada. La segunda, la de la civilización industrial o especializada.

La civilización industrial fue producto de un sentimiento general de las sociedades que la crearon.

Había un objetivo concreto que era el dominio de la naturaleza en provecho de una utopía desarrollista libertadora de los males ancestrales.

Así también, esto estuvo apoyado en el descubrimiento de dos elementos energéticos de primer orden: la electricidad y el petróleo, que juntos integraron la fórmula mágica que generaría los cambios que cristalizaron en el siglo XX.
Las nuevas tecnologías producto de la energía proporcionarían al hombre una variedad de sistemas y vehículos de comunicación como cine, telégrafo, fonógrafo, la nueva tecnología de la imprenta, la televisión hasta los actuales procesadores electrónicos, etcétera.

También los medios de transporte, ferrocarril, avión, autobús, el metro, y dentro de estos, algo especial como el automóvil, que a la larga sería el malo de la película, que llevaría al ensanchamiento de las actividades urbanas.
Así pues, otro punto importante serán los aspectos de ocupación del suelo y con ello la densidad de población que lleve a una mejor utilización de la energía al hacer más eficiente la ciudad en cuanto a personas por hectárea.

Una arquitectura que tenga en cuenta nuestros diferentes medios naturales y que no dependa de medios artificiales para el control de su medioambiente.

También una búsqueda de materiales de construcción que tenga en cuenta nuestro problema energético.

Por último, un mejor ordenamiento territorial del país para hacerlo más equilibrado en cuanto a su desarrollo en el cual participe un adecuado sistema vial, transportación y comunicación.

La búsqueda de una sociedad mejor que sea producto de un proceso dentro de esas metas, con una arquitectura y un urbanismo en busca de una mejor utilización de nuestra energía y un desarrollo tecnológico adecuado a nuestro medio.