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Justo Rufino Barrios, herido en Huehuetenango

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César Julio Mérida Vásquez escribió el libro Huehuetenango. Historia, geografía, cultura, turismo. Editorial José de Pineda Ibarra. Ministerio de Educación, Guatemala 1984. 407 pp. A continuación, un resumen del mismo y entre paréntesis el número de página.

El autor fue atleta, maestro, directivo de escuelas, alcalde y diputado ante el Congreso de la República por Huehuetenango (8-9). El libro abarca todo lo referente a los 31 municipios de Huehuetenango en la época en que lo escribió. Contiene datos históricos importantes y anécdotas. Concluye con un capítulo sobre Manuel Paz, indígena de San Martín Cuchumatán, precursor de la independencia de Centroamérica en 1811-1812 y, seguidamente, el proceso de independencia en Huehuetenango (371-383).

Relata el hecho cuando el mariscal Serapio Cruz estaba resuelto a atacar Huehuetenango en 1869, y en Chiantla se encontró con Justo Rufino Barrios, que también preparaba otro movimiento contra el gobierno de Vicente Cerna. De común acuerdo iniciaron el ataque, en el cual Barrios fue herido en una pierna por un balazo. Un asistente indígena de él lo sacó a rastras y cargado lo llevaron al lugar llamado Las Minas de Pichiquil, en jurisdicción de Aguacatán. Barrios fue llevado a caballo a un lugar llamado La Estancia de la Virgen, sobre el camino a Malacatancito, pasando por San Carlos Sija, en Quetzaltenango, y en un lugar cercano se recuperó de la herida. Se fue para su finca El Malacate, en San Marcos (70-71). Por este motivo, Barrios tenía aversión a Huehuetenango.

El autor hace un relato de los edificios que se construyeron, así: el antiguo edificio de la Municipalidad (1843); la Iglesia Parroquial (1867-1874) y el edificio de la Gobernación y la Torre (1885-1890) (76). La construcción del hospital dio inicio en 1890, pero los terremotos de 1902 dañaron lo construido y finalmente se abrió al servicio público el 3 de julio de 1910, bajo el nombre de Hospital Joaquina, en homenaje de la madre del señor presidente Manuel Estrada Cabrera. Desde ese momento se hizo cargo de la dirección don Mariano Mazariegos (79-80).

' El autor fue atleta, maestro, directivo de escuelas, alcalde y diputado ante el Congreso.

José Molina Calderón

La introducción del agua potable tuvo varias fases hasta que los servicios fueron inaugurados el 21 de noviembre de 1911 (80). El alumbrado eléctrico en la ciudad de Huehuetenango fue concesionado el 14 de octubre de 1897. La empresa que inició en 1898 este servicio fue Monzón y Cía. Más tarde pasa como propiedad de Luis G. Cordero, quien se hizo socio por mitad con Santiago Molina Mazariegos, mi abuelo, y finalmente Cordero se la vendió a su socio en 1917. Fue el Molino Eléctrico El Progreso que vendía dos productos: harina de trigo y energía eléctrica en el manantial de Los Regadíos (81).

El apartado de personas destacadas hace un repaso de maestros, escritores, poetas, médicos y cirujanos, dramaturgos, ingenieros, arquitectos, ingenieros agrónomos, ingenieros industriales, odontólogos, químicos y farmacéuticos, médicos veterinarios, abogados y notarios, economistas, contadores y auditores, licenciados en pedagogía y sicología, periodistas, en los que sobresale Alejandro Córdova, por muchos años director del periódico El Imparcial, nacido en Huehuetenango (96-124).

Además, locutores, músicos y compositores, incluidos Paco Pérez, que nació en Huehuetenango, y José Ernesto Monzón, que nació en todos Santos Cuchumatán (96-130). No podrían faltar los militares; algunos de los más conocidos, José Efraín Ríos Montt y Francisco Luis Gordillo Martínez. También pilotos aviadores y deportistas (130-133). No podía faltar el poema A Los Cuchumatanes, de Juan Diéguez Olaverri, del cual cada una de las estrofas se encuentra en columnas en la parte más alta de los Cuchumatanes, conocida como El Mirador (55-60).

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