PLUMA INVITADA

Juventudes indígenas como agentes de cambio

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En Guatemala, el 63% de la población tiene menos de 30 años según el censo de 2018, y son los pueblos Maya, Xinka y Garífuna quienes tienen la composición poblacional más joven. Esta dinámica genera retos importantes y requiere acciones que contribuyan a mejorar la situación de las juventudes indígenas.

' Este diálogo intergeneracional les permite construir iniciativas innovadoras.

Mika Kanervavuori

Una persona indígena joven enfrenta discriminación múltiple, que impacta de forma diferenciada su vida, su familia y comunidad. La juventud indígena en el área rural continúa afectada por la falta de acceso a derechos como salud, educación -particularmente bilingüe e intercultural-, alimentación adecuada, agua potable, e incluso acceso a conectividad; en las comunidades indígenas rurales es común encontrar escuelas con aulas multi grado que carecen de luz, agua y en algunos casos de docentes, como hemos visto por ejemplo en Santa Elena Samanzana II, Cobán. En consecuencia y en busca de mejores condiciones de vida, las personas jóvenes muchas veces se ven obligadas a migrar a centros urbanos u otros países.

Fuera de sus comunidades, las y los jóvenes indígenas se desenvuelven en dos realidades. Una, la del mundo globalizante, que impone nuevas formas de relacionamiento y pensamiento a través de la educación, los medios de comunicación o las redes sociales, entre otras, que cambian incluso su forma de alimentación, idioma y vestimenta. La otra realidad es el interés de preservar su identidad cultural y su espacio de vida comunitaria, incluida la conexión con su territorio.

En estas circunstancias, es valioso el aporte que realizan las juventudes indígenas como agentes de cambio, particularmente las mujeres jóvenes. Con mucha responsabilidad crean espacios para dialogar con sus ancestras y ancestros en la preservación de su cultura y su entorno. Este diálogo intergeneracional les permite construir iniciativas innovadoras para recrear y transmitir los saberes ancestrales de los pueblos indígenas a las nuevas generaciones.

La juventud Garífuna, por ejemplo, está en formación constante para preservar su historia, idioma, indumentaria y relación con el mar. El Parlamento del Pueblo Xinka cuenta con una Comisión de la Juventud para fortalecer la incidencia política de las y los jóvenes en decisiones que afectan sus vidas y territorios. A través de la elaboración de tejidos y el uso de su indumentaria, las jóvenes tejedoras Mayas también toman conciencia de la importancia del derecho a la propiedad intelectual colectiva para reafirmar su derecho a la identidad cultural. Y jóvenes comunicadoras y comunicadores indígenas utilizan los medios comunitarios y las redes sociales para informar y expresar su opinión. Sus voces animan a más jóvenes a ejercer y defender sus derechos humanos y su relación con la naturaleza; a estas acciones se suman jóvenes artistas indígenas empleando la música, el arte digital y otras expresiones.

Una de las experiencias más exitosas es el involucramiento de las juventudes indígenas en el rol de autoridades comunitarias y en la conservación de las tierras, bosques comunales y el medio ambiente, como parte de su contribución a la preservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático. Jóvenes Kaqchikel de San José Poaquil, Chimaltenango, utilizan drones e inteligencia artificial para detectar las partes del bosque comunal que son susceptibles a depredación, incendios forestales y actividades agrícolas, y a su vez forman a más jóvenes en el uso de la tecnología.

Este año, Naciones Unidas dedica el Día de los Pueblos Indígenas y el Día de la Juventud a reconocer el papel activo de las juventudes, particularmente jóvenes indígenas, en el ejercicio de su derecho a la libre determinación y la transición verde como alternativa al cambio climático. Las juventudes son agentes de cambio; su energía, creatividad, diversidad y peso demográfico deben ser aprovechadas de forma óptima.

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