IMAGEN ES PERCEPCIÓN
La buena comunicación para una reapertura exitosa
En estos tiempos de crisis sanitaria hemos visto que la comunicación institucional debe encontrar una manera de emerger con autoridad y completar la información en un mar de desinformación, alarmismo, noticias falsas, engaños e indicaciones contradictorias. El contenido de la comunicación del presidente Giammattei ha ido evolucionando paralelamente a la crisis. Al inicio, sus mensajes relacionados con la emergencia fueron muy precisos y alentadores, pero conforme fueron transcurriendo los días se fue distorsionando también la comunicación institucional, creando contradicciones que han generado que las redes sociales y los medios tradicionales hayan tenido que centrarse en una lectura crítica de la secuencia de las comunicaciones oficiales.
' En una crisis de esta magnitud es inaceptable la improvisación y la falta de claridad en la comunicación institucional.
Brenda Sanchinelli
En una crisis de esta magnitud es inaceptable la improvisación y la falta de claridad, no solo de parte del presidente, sino también de su equipo de comunicación, quienes serían los llamados a estructurar un buen mensaje. No es un buen síntoma que si el presidente había establecido desde el inicio de la crisis pronunciar un mensaje todos los domingos, de pronto dejara de hacerlo un día. Esto empieza a generar especulaciones y temores infundados en la ciudadanía. Así mismo, anunciar que el mensaje será transmitido a las 20 horas, luego correrlo a las 21 y encima empezar tarde, proyectan a la audiencia desorden, zozobra y desconfianza.
Tampoco se vio bien ubicar a la ministra de Salud en una esquina y sin podio, y que los tres invitados hablaran con la mascarilla puesta. Todos esos pequeños detalles, que no se cuidan, además del fondo del mensaje, le han provocado un fuerte desgaste al presidente en su gestión. Actitudes como estas han generado muchas críticas sobre el mensaje institucional, en este caso el “cómo” se manejó la comunicación prevalece sobre el “qué” se comunicó. El peso asignado a las palabras tiene un efecto inmediato al cambiar la configuración de los escenarios, en las decisiones colectivas y en el comportamiento individual.
En esta segunda fase de transición que estamos empezando se hará necesario cambiar el contenido y el estilo comunicacional. Agregando al componente de salud el factor económico-financiero. La comunicación ahora también deberá centrarse en difundir las medidas implementadas por el Gobierno en apoyo a la economía y, en particular, a las acciones destinadas a ayudar a las empresas a enfrentar la crisis. En esta etapa, el tono del mensaje institucional debería sonar pragmático, centrándose en las medidas adoptadas para fomentar la recuperación de la producción y las actividades comerciales. Sin embargo, sin dejar de lado las medidas relacionadas con la salud pública y la contención del contagio.
Por la gravedad de esta pandemia es importante enfatizar que en este momento las medidas de higiene en los comercios, el distanciamiento social y el uso permanente de la mascarilla serán fundamentales para evitar un contagio masivo, basándonos en las experiencias de otros países. Es impresionante que, aunque se había informado que el uso de mascarilla es obligatorio, muchas personas no la utilizan y tampoco se ven sanciones por parte de las autoridades. Debe considerarse que Guatemala no ha llegado al pico máximo del contagio. La población no ha entendido aún la gravedad de nuestra realidad. Si la situación llega a salirse de control en cuanto a los contagios, el país no podrá afrontar la situación, por el pésimo sistema de salud que tenemos.
Se requiere comunicar todas las disposiciones de reapertura claramente, para evitar confusiones por la falta de comprensión, para lo cual el equipo de comunicación debe reestructurar el estilo de informar que han utilizado hasta hoy.