PLUMA INVITADA

La desinformación es peor que la pandemia

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Desde el inicio de la pandemia en Guatemala, todos hemos sentido la necesidad de “saber” acerca de la situación. Al principio de la pandemia la información era sumamente escasa hasta que el MSPAS la integró en la plataforma de la Situación del covid en Guatemala. A pesar de lo completa y confiable que es actualmente la información de la plataforma, solo despliega los datos sin ningún análisis por lo que se desconoce cómo ve el gobierno la situación. Todos buscamos una explicación al contagio y si no la obtenemos de manera satisfactoria de la fuente oficial, la buscamos por otro lado. Por ello es que la población se ha volcado totalmente al material que se comparte a través de las redes sociales. Lamentablemente, esta información es con frecuencia incorrecta, exagerada o sin fundamento alguno, provocando una desinformación generalizada que muchos creen ser la verdad.

' La desinformación engaña a nuestra mente igual que una ilusión óptica engaña a nuestro cerebro.

Carlos R. Paredes

La inseguridad generada por la falta de una interpretación oficial de los datos hace que nuestra gente se deje influir por los rumores, chismes y teorías de conspiración que abundan en las redes sociales. La desinformación nos afecta profundamente y hace que generemos mucho estrés. A consecuencia del estrés vivimos en un estado de total intranquilidad que nos hace más propensos a enfermar porque se debilita nuestro sistema inmunológico.

La desinformación no es solo a nivel de Guatemala sino se presenta en todo el mundo. Sin embargo, en países más desarrollados el “sentido común” de sus habitantes les permite filtrar la desinformación disminuyendo su perjudicial influencia. Sus habitantes se comportan de una manera más tranquila, reduciendo el estrés y el contagio. Por el contrario, nosotros le creemos más al chisme y al rumor que a los datos concretos de la plataforma. La abundante desinformación nos afecta negativamente y son muchas las personas que se han dejado engañar y ahora dudan de los datos sobre la pandemia, dudan de los tratamientos médicos y sobre todo dudan de las vacunas. Cuando las personas dudan, son presas del miedo y generan aún más estrés.

La desinformación engaña a nuestra mente igual que una ilusión óptica engaña a nuestro cerebro. La ilusión funciona como una manipulación de nuestra mente para que creamos ver algo que en realidad no es cierto. La desinformación funciona igual, nos engaña con una falsedad muy creíble que luego de ser repetida por muchas personas la aceptamos como una verdad sólida cuando en realidad sigue siendo falsa.

Es mi opinión que los datos de la plataforma del MSPAS son totalmente confiables y adecuados para la toma de decisiones. No representan todos los casos porque siempre existe un sub registro, pero las tendencias que muestran los indicadores son totalmente correctas. El hecho que la base de datos sea dinámica y se completen los días anteriores a medida que avanza el tiempo me infunde mucha confianza.

Al inicio de la pandemia, como era algo nuevo, ni siquiera la OMS sabía cómo proceder y muchas de sus recomendaciones resultaron equivocadas. Ahora, luego de 18 meses de lucha continua contra el covid-19, se han diseñado protocolos médicos y tratamientos que son muy efectivos. Tratamientos que antes fueron rechazados, como el uso de la Ivermectina, ahora son plenamente aceptados.

Sin embargo, el peor flagelo a la fecha de la desinformación es respecto a las vacunas. Estas no sólo son confiables sino han demostrado ser muy efectivas. Lamentablemente los rumores infundados de efectos secundarios falsos, como que producen infertilidad, se han apoderado de las mentes de la población y esta rechaza la vacuna. Es un grave error porque nos puede provocar un retroceso de consecuencias fatales en la lucha contra el contagio.

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