URBANISMO Y SOCIEDAD
La frontera de los imponderables
La frontera entre Guatemala y México ha sido una zona en que la población fronteriza ha tenido una relación estrecha, histórica, social y económica. En especial con Chiapas, desde los mayas. En esta zona se establecieron los nahuas, que junto con los teotihuacanos, recién expulsados de Cholula, iniciaron una migración llamada de los pipiles, que se establecieron en la región chiapaneca de Soconusco. Y se movieron hacia Centroamérica.
Los españoles establecieron La Capitanía General de Guatemala, es decir una región militar, pues su misión era pacificar a las diferentes poblaciones que estaban en conflicto en esta parte sur del Virreinato de la Nueva España. En especial las luchas entre los quichés y kachiqueles. Esto da una idea de que esta zona ha estado en conflictos desde la Independencia.
Posterior a la Independencia, Chiapas, que era territorio de la Capitanía, se separó, pero continuó existiendo con una estrecha relación en lo económico, social y lo político, que también se entrelazan históricamente con las vías de los países vecinos como El Salvador y Honduras, por lo que el territorio de Guatemala se convirtió en un puente de trasiegos de objetos y personas con México y Estados Unidos.
' Con solo proyectos seguiremos envueltos en crisis sociales y económicas.
Alfonso Yurrita Cuesta
A principios de los años 60, estudiantes de los institutos públicos de educación media en Guatemala conformaron el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco (Fuego). Estos eran adolescentes y algunos niños aún, de ambos sexos. De estos movimientos de jóvenes violentos provienen los movimientos sociales de marzo y abril de 1962, que se organizaron bajo un frente estudiantil llamado Fuego. El nombre de maras fue por el modo en que se desplegaban, como las hormigas marabunta, de una película que se exhibía entonces.
A lo largo de su territorio, Chiapas ha sido una zona que ha representado una proyección de la región noroccidental de Guatemala, en que los guatemaltecos, y también los centroamericanos, han encontrado un refugio económico y político, cuya frontera traspasan con la mayor naturalidad, emigran y trasiegan personas y contrabandean objetos. Según la OIM, 18 mil pandilleros de la Salvatrucha y Barrio 18, formadas en Los Ángeles, California, fueron expulsados y han colaborado a que la violencia haya crecido al ingresar a Guatemala, El Salvador y Honduras.
El narcotráfico aparece en Petén, cuando el Ejército empezó a deshacer las pistas de aterrizaje de 80 aviones abandonados por el narcotráfico hasta hace poco. A pesar de la pandemia del covid-19, no ha sido detenido el narcotráfico, y menos en Guatemala. Los narcotraficantes siguen transportando su droga y mucho de ese tráfico ha sido detectado en el país, en pistas aéreas, vías de mulas y en lanchas marinas, en zonas cercanas a la frontera con México. Pero, además, “dentro de este estado en crisis se ha formado un ejército con exguerrilleros” que toman fincas y las destruyen (Canal Antigua).
Maras detenidas por extorsión desde las cárceles se tranquilizaron, exigiendo a los transportistas y comerciantes el denominado bono del #Coronavirus. Hay un debate permanente en México de si las pandillas son un desafío real de seguridad o si son una asunto de delincuencia en Tapachula y otras ciudades de ese país. Y se culpó a la expansión de estas pandillas en EE. UU. por la débil política contra el covid-19, que ha venido a suplir la inestabilidad social que ha generado miles de muertes y contagiados, y seguirá hasta que se encuentre una vacuna.