META HUMANOS
La libertad de pensamiento es sagrada
En una oportunidad escuché decir que nuestro pensamiento, es el espacio en el que los seres humanos somos realmente libres. Nuestro pensamiento nos permite imaginar, construir ideas, crear historias y cuestionar conceptos.
' La libertad de expresión es una condición esencial para vivir en democracia.
Claudia Hernández
Similar a una computadora, al pensar nuestra mente procesa información nueva y recurre a datos y experiencias almacenadas en la memoria, para dar sentido y forma a lo que experimentamos o imaginamos.
Cuando al proceso de pensar, integramos el proceso de sentir, empezamos a experimentar un nivel de libertad más profundo. Desde la inteligencia emocional que en palabras sencillas significa “ser inteligente con los sentimientos”, armonizar nuestros pensamientos y sentimientos es el paso fundamental para empezar a vivir en coherencia.
Una vez nuestros pensamientos y sentimientos bailan a un mismo ritmo, nuestro deseo natural es dejarlo salir del cuerpo y comunicarlo en forma de palabras, gestos o acciones, que nos permitan materializar lo que hay en la mente y el corazón. ¡Y vaya si no es una experiencia liberadora! Como cuando le dices te quiero a la persona que has besado mil veces en tu mente; o presentas esa idea innovadora que sabes que dará resultado; o logras poner un límite a una situación insostenible para ti.
Al comunicarnos desde la asertividad, es decir, de forma clara, directa y respetuosa, nuestra libertad florece, permitiéndonos crecer y ampliar la perspectiva. Algunas veces esto sucede para descubrir puntos de encuentro y crear puentes, y otras, para poner distancia. -y acordar estar en desacuerdo-, de aquello con lo que no coincidimos, sea por convicción, valores, o incluso por elegir vivir atado a prejuicios limitantes.
En cualquiera de los casos, la libertad de expresarnos es vital para el bien-estar integral de las personas desde la niñez hasta la tercera edad. Es pilar para el sano funcionamiento en parejas, familias, organizaciones y en la sociedad en su conjunto.
La libertad de expresión es tan importante, que es considerada un derecho humano inherente, plasmado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En Guatemala es garantizado por el artículo 35 de nuestra Constitución Política.
La libertad de expresión es una condición esencial para vivir en democracia. Es “el cuarto poder” de la nación, que permite a los ciudadanos buscar la verdad, tomar decisiones informadas, promover la equidad, dar paso a nuevas ideas e innovación y favorecer la rendición de cuentas de sus líderes, incluyendo a sus gobernantes.
De la misma manera que un niño se anula, cuando un adulto “lo calla a la fuerza” con gritos y golpes, porque no sabe o no puede manejar sus ideas o sus cuestionamientos, una sociedad también puede llegar a anularse, cuando su libertad de expresión es amenazada, porque sus líderes, no pueden manejar los cuestionamientos de hombres y mujeres que se atreven a pensar diferente.
El daño en ambos casos puede ser irreparable y casi irreversible.
Para construir un futuro de bien-estar para ti mismo, para tu familia y para Guatemala, es vital promover y defender la libertad de expresión personal y colectiva, a pesar del desacuerdo y de la incomodidad, pues aún allí, hay mucho por aprender.
Hoy que aún podemos expresarnos y usar herramientas para conectarnos en tiempo real, usémoslas las para bien y para que este derecho prevalezca. No importa si lo expresamos con timidez o a todo pulmón. Hoy depende de nosotros garantizar a las futuras generaciones el libre derecho de expresarse y no perder uno de los pocos eslabones que aún están de pie, en nuestra tan lastimada democracia.