CIVITAS

La nación que deseamos

¿Qué es una nación? Esta interrogante buscaba responder el francés Ernest Renan en una conferencia que pronunció en 1882 en la Universidad Sorbona, París. Un siglo y medio después, algunos todavía tratamos de responder esta pregunta para comprender por qué actuamos de una u otra manera, por qué tenemos ciertas actitudes hacia nuestros conciudadanos y, finalmente, qué pasos debemos tomar para construir la nación que deseamos.

' Más que los rasgos étnicos, culturales y lingüísticos, la nación involucra también un fuerte elemento de continuo consentimiento.

Christa Walters

En palabras de Renan, “una nación es, pues, una gran solidaridad, constituida por el sentimiento de los sacrificios que se ha hecho y de aquellos que todavía se está dispuesto a hacer. Supone un pasado; sin embargo, se resume en el presente por el hecho tangible: el consentimiento, el deseo claramente expresado de continuar la vida común. La existencia de una nación es (perdonadme esta metáfora) un plebiscito cotidiano, como la existencia del individuo es una afirmación perpetua de vida”.

Más que los rasgos étnicos, culturales y lingüísticos, la nación involucra también un fuerte elemento de continuo consentimiento. Como guatemaltecos, cada día tomamos la decisión de ser parte de esta comunidad, de la nación que conforma Guatemala. Con nuestras acciones, cómo nos comportamos con los demás y las decisiones que tomamos afirmamos o no nuestro compromiso. Es precisamente a través de decisiones y actos éticos, que son el verdadero ejercicio de la libertad, que construimos la nación que deseamos. Así, los ciudadanos que buscan construir, en vez de derribar lo logrado o dividir esparciendo resentimiento, son los que van forjando comunidades pacíficas de desarrollo.

Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, resuenan datos poco alentadores que parecen indicar un bajo entusiasmo ciudadano de ser parte de esta nación. Por ejemplo, según Latinobarómetro, a uno de tres guatemaltecos le da lo mismo tener un régimen democrático que uno no democrático. A la vez, alrededor del 65% de la población considera que el país es gobernado por unos cuantos grupos poderosos en beneficio propio. Finalmente, según el Barómetro de las Américas (LAPOP), poco más del 50% de los guatemaltecos prefieren un sistema que garantice ingresos o servicios básicos, aunque esto signifique no tener elecciones.

En general estos datos demuestran poco compromiso con los procesos democráticos. Sin embargo, esto no significa que no haya compromiso con el país o la nación porque son esas mismas personas que contestaron las encuestas las que a diario para salen a trabajar y buscar un mejor futuro para ellos mismos, sus familias, sus comunidades y por ende a su nación.

Así la situación, los guatemaltecos demuestran que cada día se esfuerzan por ser parte de esta nación, no gracias a las ayudas de los gobiernos que han pasado, sino a pesar de los obstáculos que imponen las malas decisiones públicas y muchas veces erróneas de estos y otras autoridades. Por eso Guatemala aún no se ha ido completamente por un sumidero, aunque ese es el pronóstico de muchos.

¿Todo es color de rosas en Guatemala? Definitivamente no, pero lo más valioso, sus ciudadanos, son los que tienen en su poder el destino de esta nación y las decisiones que tomen el día de las elecciones van a reflejarlo. Sin embargo, no podemos olvidar que no solo ese día, sino que todos los días en los que nuestro esfuerzo por salir adelante, como decía Renan expresa el compromiso que tenemos con la nación, por ello esta es un plebiscito de todos los días.

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