IMAGEN ES PERCEPCIÓN
La nueva megaprisión de Bukele
La imagen era escalofriante, hombres corriendo agachados con las manos en la nuca, descalzos, vistiendo tan solo un bóxer blanco, rapados y tatuados. Era así como se movilizaba a los primeros nuevos inquilinos de la gigantesca cárcel construida en El Salvador por el presidente Nayib Bukele. La prisión más grande de América Latina fue construida con los más altos estándares de seguridad, para evitar la entrada de objetos prohibidos por los visitantes y motines o peleas entre reclusos. Tiene una capacidad para albergar a 40 mil pandilleros, y los presos no podrán comunicarse de ninguna manera al exterior.
' La pregunta es, ¿quién defiende los derechos humanos de las personas honradas cuando son extorsionadas o asesinadas?
Brenda Sanchinelli
Bukele dijo que los gobiernos salvadoreños anteriores “permitieron que los pandilleros permanecieran en prisión con prostitutas, celulares, televisores, computadoras”, pero que eso se acabó.
El proyecto fue anunciado por el presidente salvadoreño, y la construcción de esta cárcel de alta seguridad fue rechazada de inmediato por la oposición política, pero aun así se logró ejecutar. El gobierno actual no dará beneficios carcelarios a los pandilleros, como sucedió con las anteriores gestiones. La construcción de esta megacárcel es una de las iniciativas que prometió desde el inicio de su período para combatir la violencia de las pandillas en El Salvador, por lo que la reciente estructura es simbólica y parte importante del plan integral de seguridad y de la autodeclarada guerra contra el crimen.
El problema de la delincuencia y las pandillas es uno de los flagelos más graves y profundos que ha vivido el pueblo salvadoreño, y hasta ahora, luego de décadas de gobiernos indiferentes y alineados con el crimen organizado, llega Nayib Bukele con el firme propósito de combatir la delincuencia con una “mano de hierro legal”. Varios grupos de defensores de derechos humanos han criticado duramente su cruzada antimaras. Sin embargo, la población salvadoreña está muy satisfecha con su trabajo, y este estadista se ha constituido en un ejemplo para todos los presidentes, no únicamente de América Latina, sino del mundo entero.
Los defensores de derechos humanos aseveran que no hay garantías para los detenidos y comparan la estructura con un campo de concentración por dos razones: el alto número que albergará la estructura –estamos hablando de 40 mil personas– y la privación de cualquier derecho. Cuando estos pandilleros han violado reiteradamente los derechos humanos de los ciudadanos dignos y trabajadores, niños inocentes asesinados, personas extorsionadas que han tenido que huir de sus hogares por la persecución sistemática de estos criminales y terroristas, ¿Por qué los personeros de los derechos humanos se han quedado callados?
El esfuerzo goza de un amplio apoyo del pueblo salvadoreño, y aunque ha sido criticado por algunos gobiernos extranjeros y organizaciones afines por su falta de debido proceso, el valiente mandatario ha seguido su hoja de ruta. Esas críticas no le quitan para nada el sueño, ya que él dice que se debe a su pueblo y no a extranjeros, que al final solo sirven para frenar el desarrollo individual de cada país, sobre todo si este es pequeño y en vías de desarrollo. Al final, los resultados son los que cuentan, porque, como bien lo dijo Bukele, El Salvador pasó de ser uno de los países más peligrosos del planeta al más seguro de Latinoamérica y, posiblemente en poco tiempo, del mundo.
Bukele tiene la moral para ejecutar estas acciones, primero porque no es corrupto, ha construido hospitales, carreteras, y está llevando a El Salvador a niveles jamás esperados. Segundo, porque goza del apoyo y la aprobación popular. ¿Qué opina usted?